CAPITULO 20 CONSEJOS Y VERDADES
Oir esas palabras de la boca de Bella dolía...me dolía demasiado. Ella no me necesitaba, ella no quería mi ayuda...no quería nada de mi. Mientras tanto yo de ella lo quería todo. Necesitaba estar a su lado, necesitaba que me hablara aunque fuera para mandarme a la mierda...Después de la salida de tono de Bella simplemente me dediqué a ver cómo los chicos sacaban y preparaban la comida que habían traído hacía un rato desde un rincón del salón siendo incapaz de entablar una conversación decente con alguno de los chicos. El desprecio de Bella no solo me había tocado, había hecho que mi maltrecho corazón se sumergiera hasta las profundidades de mi miseria...
Saqué mi paquete de tabaco y salí del salón hasta las escaleras de fuera; necesitaba estar a solas y recolocar mis pensamientos, despejar mi mente...Saqué un cigarró y lo encendí. No sé que mierda tenía el tabaco que lograba relajarme...pero mi relajación duró poco, ya que Alec salió de la casa de Bella para sentarse en el rellano de la escalera a mi lado. Expulsé el humo de mi boca y le miré duramente.
- Necesito estar solo – espeté.
- Necesitas una mente nueva, capullo – me dijo de vuelta.
- ¿Qué demonios te pasa, Alec? No estoy en mi mejor momento que digamos...
- Cielos – murmuró – Eres un pesado – alcé la ceja.
- ¿Perdón?
- Te he oído hablar con Bella mientras ella desayunaba – dijo mientras se miraba las uñas.
- ¿No se supone que estabas dormido?
- Y lo estaba, pero tu histeria me despertó – me miró mal – así que decidí hacerme el dormido para seguir escuchando...
- Cotillo de mierda – murmuré.
- Lo reconozco – sonrió ampliamente – Y sigo diciendo que eres muy pesado...deja a Bella que haga lo que quiera.
- Tiene una herida enorme en su cuerpo, necesita descansar...no puede ir a trabajar y...
- Bella es una chica grande – me cortó – Y tienes razón, no está en condiciones de ir al trabajo y estar en local hasta las tantas de la noche, al menos durante los próximos días...pero dejala. La estás agobiando...ella está confundida por todo lo que está pasando y tu insistencia no la ayuda – suspiré.
- Supongo que tienes razón – dije mirándole a los ojos.
- Casi siempre pasa eso – tuve que sonreir. Reconozco que odié a Alec con todas mis fuerzas...pero tenía que reconocer que era un tío fantástico.
- Por alguna extraña razón...creo que me estás empezando a caer bien – soltó una risotada.
- Eso también suele pasar muy a menudo...soy un tío cojonudo...- negué con la cabeza mientras me llevaba el cigarro a los labios – Ahora en serio, Edward...se que detrás de toda la historia con Bella hay algo realmente oscuro...
- Lo hay – dije mirando hacia el suelo - ¿No te ha contado nada?
- No, y yo la respeto – se encogió de hombros.
- Pues creo que deberías de saber lo que realmente pasó antes de que sigas haciendo de asesor del amor conmigo...Me acosté con ella por una apuesta que me propuso Emmet. Cien pavos si me acostaba con ella...y otros cien si enseñaba material fotográfico...el resto creo que lo sabes – asintió lentamente sin decir nada - ¿Qué? ¿Vas a seguir dándome consejos para acercarme a Bella después de esto?
Se levantó de la escalera separándose de mi y se apoyó en la barandilla. Desde allí se empezaban a ver las luces de la ciudad sobre el atardecer. Alec se quedó un par de minutos callado, luego se giró y me miró.
- Creo que no sirve de nada decirte que fuiste un cabrón por hacerle eso, supongo que estos días te lo has estado repitiendo tu mismo – asentí mientras fruncía los labios – Yo estoy viendo la historia desde fuera...y te veo jodido. Te veo como el típico galán de tele novela que se lamenta porque no tiene el amor de su amada...De su amada – me repitió poniendo más enfasis en esa frase – Creo que las cosas no pasan por casualidad – le miré confundido – Han pasado cinco años desde que le hiciste aquello...pero te encuentras aquí y ahora con Bella...- suspiró – Podríais haber encontrado apartamento en la otra punta de la ciudad...pero fue aquí donde os instalasteis, al lado de Bella...sin saberlo. Podríais haber encontrado trabajo en otro lugar...pero tuvo que ser en el Forbidden – ahora se rió solo – Y tu amigo se podría haber enamorado de otra rubia explosiva...pero tuvo que ser Rose...Todo pasa por algo...el destino ha hecho que te reecuentres con Bella por alguna razón, así que...sí. Seguiré apoyándote en esto, Edward.
Joder...mierda...Las palabras de Alec me habían tocado la fibra...Tiré el cigarro de mala manera y me levanté para abrazar al chico que una vez quise pegar. Al principio se soprendió de mi arrebato de exaltación de la amistad, pero pronto me correspondió dándome unas palmaditas en la espalda.
- Gracias, tío – murmuré.
- Alec, la comida ya está preparada y – ambos nos separamos bruscamente al oir la voz de Bella en el umbral de la puerta – Eh...vale – murmuró con el ceño fruncido – No quería interrumpir – me miró cuando me limpié la cara húmeda por unas lágrimas traicioneras – Pasad...pasad cuando querais, todo está preparado para cenar...
Ambos miramos como desaparecía Bella por la puerta. Joder, de todos los momentos vergonzosos en los que Bella me podía pillar, tenía que haber sido en este, llorando a moco tendido en cierta parte por su culpa. Alec me palmeó en la espalda y me sonrió.
- Quita esa cara de susto, Edward...no creo que Bella se piense nada extraño – le miré y encogí los hombros – Sabe que a los dos nos gustan las chicas, así que no te preocupes – sonreí de nuevo mientras volvíamos a entrar en el apartamento de Bella...
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Ver a Edward y a Alec abrazados me había dejado impresionada, no por el hecho en sí de ese gesto, sino por la cara de Edward; estaba llorando. Su cara estaba húmeda, había tratado de secársela cuando salí a avisar a Alec, pero le había visto perfectamente. No sería sincera si no reconociera que se me ablandó un poquito el corazón. Al parecer Edward lo había pasado bastante mal con lo de mi incidente...y yo le estaba tratando mal. Evidentemente nunca fui una persona que disfrutara con el dolor ajeno o provocando sufrimiento a los demás. Sabía que estaba siendo cruel con Edward, pero no lo podía evitar. Había bajado la guardia en el hospital por todos los acontecimientos que me habían pasado y no quería eso...Era o su dolor o el mío, la confusión que sentía en el alma me dolía...así que prefería por todos los medios alejar a Edward de mi vida.
Cuando los dos chicos entraron ya estaba todo listo. Rose y Alice se habían encargado de comprar comida suficiente para todos. Compraron una gran cantidad de comida saludable, montones de hamburguesas y un par de pizzas familiares...viva el sarcasmo.
Era consciente de la mirada de Edward sobre mi; sabía que estaba pendiente de mi cara en todo momento...Dios, el muy capullo estaba realmente preocupado y eso en el fondo eso me gustaba. Le miré unos segundos haciendo que él apartara la mirada avergonzado...Mi móvil sonó, así que me levanté de la mesa para cogerlo.
- ¿Diga?
- Señorita Swan, soy el inspector Thompson – me erguí en el sillón donde me había sentado. Mediante señales les pedí a los chicos que guardaran silencio – Le llamo para informarle de la detención de la señorita Tanya Denali.
- ¿En serio?
- Sí, su agresor, Felix Denali, no era otro que su primo...en la declaración, a la primera de cambio delató a Tanya, ella fue la cabeza pensante de todo. Según su declaración sólo quería el dinero, no que usted resultase herida...
- No se por qué pero eso no me sirve de consuelo – murmuré.
- Me lo imagino, pero ya puede quedarse tranquila. Sus agresores serán juzgados y tendrán su castigo.
- Muchas gracias por todo, inspector...
Cuando colgué el salón estaba en un silencio sepulcral. Todos me miraban espectantes esperando que les diera nuevas noticias.
- Han detenido a Tanya...el agresor era su primo...ella lo planeó todo – los chicos murmuraron insultos hacia la rubia.
- Menos mal que la rechazaste a tiempo, Eddie – dijo Emmet mientras palmeaba la espalda de Edward.
- No, no la rechazó...los pillé en el baño dándose el lote – espeté mientras cogía una porción de pizza. Alec sonrió.
- No hice nada con ella – dijo Edward – Un par de besos...poco más.
- Ella iba detrás de él, pero él solo tenía ojos para otra chica y...- Edward e dio un fuerte codazo a Emmet en el estómago – Si querías que me callara me bastaba con decírmelo, cabrón – dijo sobándose el estómago
- Al menos ya puedo respirar tranquila – dije cambiando de tema – Lo único que quiero es volver a mi rutina y ya está...
- ¿Mañana irás a trabajar? - me preguntó Alec.
- No puedo actuar...sería un poco asqueroso dejar que la gente viera esta cicatriz. Además, tampoco me encuentro muy bien, estoy cansada...me pasaré antes de abrir para organizar los turnos de los chicos y todo eso.
- Sabes que Sam te anima a cogerte los días necesarios para que descanses...
- Pero no puedo...tengo que tener la mente ocupada en algo...no quiero pensar en nada...
- Si quieres estar ocupada haz calceta o punto de cruz – dijo Alice – al menos hasta que estés bien.
- Alice, no me veo haciendo calceta – dije frunciendo el ceño.
- Pues pruébalo...relaja un montón...
El resto de la cena la pasamos entre conversaciones sin importancia, cosa que agradecí, aunque no se alargó demasiado. En mi cara se debía reflejar el cansancio y las molestias así que los chicos decidieron marcharse relativamente temprano no sin antes insistir en que alguno de ellos debía de quedarse conmigo...si no hubiera estado tan jodida les hubiera dado una patada en el culo para que se fueran, lo último que quería era molestarlos, bastante preocupados habían estado los pobres...
La mezcla de cansacio con los analgésicos hizo que durmiera toda la noche sin apenas molestias, así que no me importó levantarme tardísimo. Necesitaba esta cura de sueño como el comer. A eso de las ocho de la tarde decidir ponerme rumbo al Forbidden para dejar todo preparado a los chicos. Me duché, me curé sin llegar a marearme del todo y me puse un vestido suelto y veraniego para que no me rozara la tela en la herida. Decidí pasar de los tacones, así que me puse unas sandalias planas, cogí mi bolso y las llaves del coche y abrí la puerta pasar salir. El susto que me llevé al chocarme con esa figura alta y fuerte fue enorme. Miré hacia arriba y vi a Edward – también sorprendido - con la mano en alto para llamar al timbre de mi casa. Su pelo estaba mojado y olía deliciosamente a champú de vainilla...cerré los ojos fuertemente antes de hablar.
- Me has dado un susto de muerte – dije agarrándome el pecho.
- Lo siento...iba a llamar y...
- ¿Para qué? - le corté – No tengo tiempo para nada, me voy al Forbidden – miré el reloj – Y tu tendrías que hacer lo mismo, entras a trabajar en media hora...- intenté esquivarle para salir, pero me lo impidió poniendo el brazo atravesado en el marco de la puerta - ¿Me dejas salir, por favor?
- Se...se que tengo que ir a trabajar...venía a...buscarte – murmuró – Para llevarte...y eso...- suspiró.
- No quiero que me lleves a ningún sitio – dije mirándole a los ojos.
- Creí que ya habíamos superado ciertas asperezas, Bella – desvié la mirada – Sólo quiero ayudarte, vamos en la misma dirección y a ti te duele la herida al moverte – dijo señalándome. Lo pensé durante unos segundos...por mucho que me jodiera tenía razón.
- Está bien – murmuré.
Edward sonrió ampliamente...no sabía si tenía ganas de pegarle o de sonreir con él, así que decidí no hacer ni una cosa ni la otra. Bajé las escaleras junto a él y cuando llegamos a su volvo dejé que me abriera la puerta. Cuando me senté en el asiento del copiloto de Edward me sentí extraña; su olor estaba impreso en ese pequeño habitáculo haciendo que me sintiera momentáneamente perdida. Rápidamente fue hasta la puerta del piloto y se sentó.
- ¿Te ayudo a ponerte el cinturón?
- No, ya puedo yo...
Era la primera vez que me montaba con Edward en un coche, ya que las pocas veces que salí con él el Forks siempre lo hacíamos andando. Tras poner en marcha el coche puso la radio para rellenar ese silencio incómodo que se había instalado entre nosotros.
- ¿Estás mejor? ¿Has podido dormir algo?
- Sí – murmuré – Afortunadamente he dormido sin tener pesadillas...
- ¿Por lo de la otra noche? No te preocupes, ya han cogido a Tanya y a ese primo suyo y...
- No – le corté – Las pesadillas las tengo desde hace mucho...por...aquello – dije mirando por la ventanilla.
- Lo siento...- Edward paró en un semáforo – Bella...mírame...
Desgraciadamente Edward tuvo que parar en un semáforo, así que aprovechó para cogerme por la barbilla para que le mirara. Sentir sus dedos contra mi piel de nuevo hizo que varias descargas eléctricas recorrieran mi piel.
- Me hubiera gustado que las cosas hubieran pasado de otra manera – susurró – yo...yo...ese bebé...me encantaría que todo hubiera salido bien...
- Cállate, Edward – sollocé.
- No, esta vez no voy a callarme, me vas a escuchar...Daría lo que fuera porque todo hubiera salido bien, porque ese niño estuviera aquí, te lo aseguro...- le miré a los ojos – No se que hacer para que me creas...No se qué hacer para que creas que lo que...siento por ti es sincero...
Gracias a los cielos que el claxon de uno de los coches de detrás nos sacó de esa pequeña burbuja emocional ya que al ver sus ojos supe en ese instante que Edward no mentía. El resto del camino le hicimos prácticamente en silencio, yo misma me había quedado sin palabras al oir lo que me había dicho Edward. ¿Sería posible que una persona cambiara de esa manera? Decidí no seguir pensando en ello, no quería hacerme más daño a mi misma...
Edward aparcó cerca de la puerta ya que aún era pronto y no había mucho jaleo. Esta vez dejé que me ayudara a salir del coche, Edward me cogió de la mano y tiró suavemente de mi para ponerme de pie, aunque me deshice rápidamente de su calor. Cuando llegamos a la puerta estaba Jacob, que me miró entre sorprendido y enfadado.
- ¿Se puede saber qué coño haces aquí?
- Hola, Jake...me alegro de verte – dije de manera irónica mientras entrábamos.
- Joder, perdona...pero, ¿no deberías de estar metida en la cama viendo una peli con un montón de palomitas a tu lado y descansando?
- Eso es justamente lo que voy a hacer dentro de un rato...he venido para cuadrar los turnos y hacer un poco de inventario para saber qué necesitamos – los tres caminamos hasta la barra principal – Obviamente esta noche no hay actuación principal, a no ser que te quieras poner alguno de mis conjuntos y salir al escenario – dije sonriendo a mi amigo.
- Si yo tengo que subir al escenario y despelotarme al ritmo de la música lo llevamos claro. Soy arritmico total...estoy convenciendo a Nessie para que me de un par de clases de baile...
- Estás con ella, ¿a que si? - sonreí.
- Seh...vamos despacio...al menos ya no me hace la mirada del tigre. Creo que la estoy empezando a gustar – negué con la cabeza mientras sonreía.
- ¿Me haces un favor, Jake? Ve al despcho y traeme la hoja con los horarios – Jake se marchó dejándonos a Edward y a mi solos de nuevo.
- Luego puedo acercarte a casa – dijo a mis espaldas.
- No hace falta.
- No tienes coche para volver, ¿recuerdas? - mierda...no había pensado en ello...me di la vuelta y le vi sonreir ligeramente.
- Supongo que lo habrás hecho a propósito...
- Supones bien...
- Edward...- suspiré – Mira no...
- ¿Bella? - me callé cuando oí esa voz – No creí que te encontraría aquí...- me giré y me quedé parada y sorprendida por la visita inesperada que tenía ante mi.
- James...
Ohhh, aparece James... comenten
EN EL PRÓXIMO CAPITULO
Pero el tono de voz de Bella mientras hablaba por el móvil atrajo toda mi atención.
- ¿Carlisle Cullen? - preguntó soprendida mientras se giraba para mirarme.
¿Mi padre? ¿Qué demonios hacía mi padre llamando al móvil de Bella? Ellos sabían que era vecino de Bella y que trabajaba en el mismo local que ella, se lo había comentado en una de nuestras conversaciones días atrás...pero eso no justificaba la llamada. Me acerqué hasta ella en un vano intento por aclarar mis dudas...
Oir esas palabras de la boca de Bella dolía...me dolía demasiado. Ella no me necesitaba, ella no quería mi ayuda...no quería nada de mi. Mientras tanto yo de ella lo quería todo. Necesitaba estar a su lado, necesitaba que me hablara aunque fuera para mandarme a la mierda...Después de la salida de tono de Bella simplemente me dediqué a ver cómo los chicos sacaban y preparaban la comida que habían traído hacía un rato desde un rincón del salón siendo incapaz de entablar una conversación decente con alguno de los chicos. El desprecio de Bella no solo me había tocado, había hecho que mi maltrecho corazón se sumergiera hasta las profundidades de mi miseria...
Saqué mi paquete de tabaco y salí del salón hasta las escaleras de fuera; necesitaba estar a solas y recolocar mis pensamientos, despejar mi mente...Saqué un cigarró y lo encendí. No sé que mierda tenía el tabaco que lograba relajarme...pero mi relajación duró poco, ya que Alec salió de la casa de Bella para sentarse en el rellano de la escalera a mi lado. Expulsé el humo de mi boca y le miré duramente.
- Necesito estar solo – espeté.
- Necesitas una mente nueva, capullo – me dijo de vuelta.
- ¿Qué demonios te pasa, Alec? No estoy en mi mejor momento que digamos...
- Cielos – murmuró – Eres un pesado – alcé la ceja.
- ¿Perdón?
- Te he oído hablar con Bella mientras ella desayunaba – dijo mientras se miraba las uñas.
- ¿No se supone que estabas dormido?
- Y lo estaba, pero tu histeria me despertó – me miró mal – así que decidí hacerme el dormido para seguir escuchando...
- Cotillo de mierda – murmuré.
- Lo reconozco – sonrió ampliamente – Y sigo diciendo que eres muy pesado...deja a Bella que haga lo que quiera.
- Tiene una herida enorme en su cuerpo, necesita descansar...no puede ir a trabajar y...
- Bella es una chica grande – me cortó – Y tienes razón, no está en condiciones de ir al trabajo y estar en local hasta las tantas de la noche, al menos durante los próximos días...pero dejala. La estás agobiando...ella está confundida por todo lo que está pasando y tu insistencia no la ayuda – suspiré.
- Supongo que tienes razón – dije mirándole a los ojos.
- Casi siempre pasa eso – tuve que sonreir. Reconozco que odié a Alec con todas mis fuerzas...pero tenía que reconocer que era un tío fantástico.
- Por alguna extraña razón...creo que me estás empezando a caer bien – soltó una risotada.
- Eso también suele pasar muy a menudo...soy un tío cojonudo...- negué con la cabeza mientras me llevaba el cigarro a los labios – Ahora en serio, Edward...se que detrás de toda la historia con Bella hay algo realmente oscuro...
- Lo hay – dije mirando hacia el suelo - ¿No te ha contado nada?
- No, y yo la respeto – se encogió de hombros.
- Pues creo que deberías de saber lo que realmente pasó antes de que sigas haciendo de asesor del amor conmigo...Me acosté con ella por una apuesta que me propuso Emmet. Cien pavos si me acostaba con ella...y otros cien si enseñaba material fotográfico...el resto creo que lo sabes – asintió lentamente sin decir nada - ¿Qué? ¿Vas a seguir dándome consejos para acercarme a Bella después de esto?
Se levantó de la escalera separándose de mi y se apoyó en la barandilla. Desde allí se empezaban a ver las luces de la ciudad sobre el atardecer. Alec se quedó un par de minutos callado, luego se giró y me miró.
- Creo que no sirve de nada decirte que fuiste un cabrón por hacerle eso, supongo que estos días te lo has estado repitiendo tu mismo – asentí mientras fruncía los labios – Yo estoy viendo la historia desde fuera...y te veo jodido. Te veo como el típico galán de tele novela que se lamenta porque no tiene el amor de su amada...De su amada – me repitió poniendo más enfasis en esa frase – Creo que las cosas no pasan por casualidad – le miré confundido – Han pasado cinco años desde que le hiciste aquello...pero te encuentras aquí y ahora con Bella...- suspiró – Podríais haber encontrado apartamento en la otra punta de la ciudad...pero fue aquí donde os instalasteis, al lado de Bella...sin saberlo. Podríais haber encontrado trabajo en otro lugar...pero tuvo que ser en el Forbidden – ahora se rió solo – Y tu amigo se podría haber enamorado de otra rubia explosiva...pero tuvo que ser Rose...Todo pasa por algo...el destino ha hecho que te reecuentres con Bella por alguna razón, así que...sí. Seguiré apoyándote en esto, Edward.
Joder...mierda...Las palabras de Alec me habían tocado la fibra...Tiré el cigarro de mala manera y me levanté para abrazar al chico que una vez quise pegar. Al principio se soprendió de mi arrebato de exaltación de la amistad, pero pronto me correspondió dándome unas palmaditas en la espalda.
- Gracias, tío – murmuré.
- Alec, la comida ya está preparada y – ambos nos separamos bruscamente al oir la voz de Bella en el umbral de la puerta – Eh...vale – murmuró con el ceño fruncido – No quería interrumpir – me miró cuando me limpié la cara húmeda por unas lágrimas traicioneras – Pasad...pasad cuando querais, todo está preparado para cenar...
Ambos miramos como desaparecía Bella por la puerta. Joder, de todos los momentos vergonzosos en los que Bella me podía pillar, tenía que haber sido en este, llorando a moco tendido en cierta parte por su culpa. Alec me palmeó en la espalda y me sonrió.
- Quita esa cara de susto, Edward...no creo que Bella se piense nada extraño – le miré y encogí los hombros – Sabe que a los dos nos gustan las chicas, así que no te preocupes – sonreí de nuevo mientras volvíamos a entrar en el apartamento de Bella...
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Ver a Edward y a Alec abrazados me había dejado impresionada, no por el hecho en sí de ese gesto, sino por la cara de Edward; estaba llorando. Su cara estaba húmeda, había tratado de secársela cuando salí a avisar a Alec, pero le había visto perfectamente. No sería sincera si no reconociera que se me ablandó un poquito el corazón. Al parecer Edward lo había pasado bastante mal con lo de mi incidente...y yo le estaba tratando mal. Evidentemente nunca fui una persona que disfrutara con el dolor ajeno o provocando sufrimiento a los demás. Sabía que estaba siendo cruel con Edward, pero no lo podía evitar. Había bajado la guardia en el hospital por todos los acontecimientos que me habían pasado y no quería eso...Era o su dolor o el mío, la confusión que sentía en el alma me dolía...así que prefería por todos los medios alejar a Edward de mi vida.
Cuando los dos chicos entraron ya estaba todo listo. Rose y Alice se habían encargado de comprar comida suficiente para todos. Compraron una gran cantidad de comida saludable, montones de hamburguesas y un par de pizzas familiares...viva el sarcasmo.
Era consciente de la mirada de Edward sobre mi; sabía que estaba pendiente de mi cara en todo momento...Dios, el muy capullo estaba realmente preocupado y eso en el fondo eso me gustaba. Le miré unos segundos haciendo que él apartara la mirada avergonzado...Mi móvil sonó, así que me levanté de la mesa para cogerlo.
- ¿Diga?
- Señorita Swan, soy el inspector Thompson – me erguí en el sillón donde me había sentado. Mediante señales les pedí a los chicos que guardaran silencio – Le llamo para informarle de la detención de la señorita Tanya Denali.
- ¿En serio?
- Sí, su agresor, Felix Denali, no era otro que su primo...en la declaración, a la primera de cambio delató a Tanya, ella fue la cabeza pensante de todo. Según su declaración sólo quería el dinero, no que usted resultase herida...
- No se por qué pero eso no me sirve de consuelo – murmuré.
- Me lo imagino, pero ya puede quedarse tranquila. Sus agresores serán juzgados y tendrán su castigo.
- Muchas gracias por todo, inspector...
Cuando colgué el salón estaba en un silencio sepulcral. Todos me miraban espectantes esperando que les diera nuevas noticias.
- Han detenido a Tanya...el agresor era su primo...ella lo planeó todo – los chicos murmuraron insultos hacia la rubia.
- Menos mal que la rechazaste a tiempo, Eddie – dijo Emmet mientras palmeaba la espalda de Edward.
- No, no la rechazó...los pillé en el baño dándose el lote – espeté mientras cogía una porción de pizza. Alec sonrió.
- No hice nada con ella – dijo Edward – Un par de besos...poco más.
- Ella iba detrás de él, pero él solo tenía ojos para otra chica y...- Edward e dio un fuerte codazo a Emmet en el estómago – Si querías que me callara me bastaba con decírmelo, cabrón – dijo sobándose el estómago
- Al menos ya puedo respirar tranquila – dije cambiando de tema – Lo único que quiero es volver a mi rutina y ya está...
- ¿Mañana irás a trabajar? - me preguntó Alec.
- No puedo actuar...sería un poco asqueroso dejar que la gente viera esta cicatriz. Además, tampoco me encuentro muy bien, estoy cansada...me pasaré antes de abrir para organizar los turnos de los chicos y todo eso.
- Sabes que Sam te anima a cogerte los días necesarios para que descanses...
- Pero no puedo...tengo que tener la mente ocupada en algo...no quiero pensar en nada...
- Si quieres estar ocupada haz calceta o punto de cruz – dijo Alice – al menos hasta que estés bien.
- Alice, no me veo haciendo calceta – dije frunciendo el ceño.
- Pues pruébalo...relaja un montón...
El resto de la cena la pasamos entre conversaciones sin importancia, cosa que agradecí, aunque no se alargó demasiado. En mi cara se debía reflejar el cansancio y las molestias así que los chicos decidieron marcharse relativamente temprano no sin antes insistir en que alguno de ellos debía de quedarse conmigo...si no hubiera estado tan jodida les hubiera dado una patada en el culo para que se fueran, lo último que quería era molestarlos, bastante preocupados habían estado los pobres...
La mezcla de cansacio con los analgésicos hizo que durmiera toda la noche sin apenas molestias, así que no me importó levantarme tardísimo. Necesitaba esta cura de sueño como el comer. A eso de las ocho de la tarde decidir ponerme rumbo al Forbidden para dejar todo preparado a los chicos. Me duché, me curé sin llegar a marearme del todo y me puse un vestido suelto y veraniego para que no me rozara la tela en la herida. Decidí pasar de los tacones, así que me puse unas sandalias planas, cogí mi bolso y las llaves del coche y abrí la puerta pasar salir. El susto que me llevé al chocarme con esa figura alta y fuerte fue enorme. Miré hacia arriba y vi a Edward – también sorprendido - con la mano en alto para llamar al timbre de mi casa. Su pelo estaba mojado y olía deliciosamente a champú de vainilla...cerré los ojos fuertemente antes de hablar.
- Me has dado un susto de muerte – dije agarrándome el pecho.
- Lo siento...iba a llamar y...
- ¿Para qué? - le corté – No tengo tiempo para nada, me voy al Forbidden – miré el reloj – Y tu tendrías que hacer lo mismo, entras a trabajar en media hora...- intenté esquivarle para salir, pero me lo impidió poniendo el brazo atravesado en el marco de la puerta - ¿Me dejas salir, por favor?
- Se...se que tengo que ir a trabajar...venía a...buscarte – murmuró – Para llevarte...y eso...- suspiró.
- No quiero que me lleves a ningún sitio – dije mirándole a los ojos.
- Creí que ya habíamos superado ciertas asperezas, Bella – desvié la mirada – Sólo quiero ayudarte, vamos en la misma dirección y a ti te duele la herida al moverte – dijo señalándome. Lo pensé durante unos segundos...por mucho que me jodiera tenía razón.
- Está bien – murmuré.
Edward sonrió ampliamente...no sabía si tenía ganas de pegarle o de sonreir con él, así que decidí no hacer ni una cosa ni la otra. Bajé las escaleras junto a él y cuando llegamos a su volvo dejé que me abriera la puerta. Cuando me senté en el asiento del copiloto de Edward me sentí extraña; su olor estaba impreso en ese pequeño habitáculo haciendo que me sintiera momentáneamente perdida. Rápidamente fue hasta la puerta del piloto y se sentó.
- ¿Te ayudo a ponerte el cinturón?
- No, ya puedo yo...
Era la primera vez que me montaba con Edward en un coche, ya que las pocas veces que salí con él el Forks siempre lo hacíamos andando. Tras poner en marcha el coche puso la radio para rellenar ese silencio incómodo que se había instalado entre nosotros.
- ¿Estás mejor? ¿Has podido dormir algo?
- Sí – murmuré – Afortunadamente he dormido sin tener pesadillas...
- ¿Por lo de la otra noche? No te preocupes, ya han cogido a Tanya y a ese primo suyo y...
- No – le corté – Las pesadillas las tengo desde hace mucho...por...aquello – dije mirando por la ventanilla.
- Lo siento...- Edward paró en un semáforo – Bella...mírame...
Desgraciadamente Edward tuvo que parar en un semáforo, así que aprovechó para cogerme por la barbilla para que le mirara. Sentir sus dedos contra mi piel de nuevo hizo que varias descargas eléctricas recorrieran mi piel.
- Me hubiera gustado que las cosas hubieran pasado de otra manera – susurró – yo...yo...ese bebé...me encantaría que todo hubiera salido bien...
- Cállate, Edward – sollocé.
- No, esta vez no voy a callarme, me vas a escuchar...Daría lo que fuera porque todo hubiera salido bien, porque ese niño estuviera aquí, te lo aseguro...- le miré a los ojos – No se que hacer para que me creas...No se qué hacer para que creas que lo que...siento por ti es sincero...
Gracias a los cielos que el claxon de uno de los coches de detrás nos sacó de esa pequeña burbuja emocional ya que al ver sus ojos supe en ese instante que Edward no mentía. El resto del camino le hicimos prácticamente en silencio, yo misma me había quedado sin palabras al oir lo que me había dicho Edward. ¿Sería posible que una persona cambiara de esa manera? Decidí no seguir pensando en ello, no quería hacerme más daño a mi misma...
Edward aparcó cerca de la puerta ya que aún era pronto y no había mucho jaleo. Esta vez dejé que me ayudara a salir del coche, Edward me cogió de la mano y tiró suavemente de mi para ponerme de pie, aunque me deshice rápidamente de su calor. Cuando llegamos a la puerta estaba Jacob, que me miró entre sorprendido y enfadado.
- ¿Se puede saber qué coño haces aquí?
- Hola, Jake...me alegro de verte – dije de manera irónica mientras entrábamos.
- Joder, perdona...pero, ¿no deberías de estar metida en la cama viendo una peli con un montón de palomitas a tu lado y descansando?
- Eso es justamente lo que voy a hacer dentro de un rato...he venido para cuadrar los turnos y hacer un poco de inventario para saber qué necesitamos – los tres caminamos hasta la barra principal – Obviamente esta noche no hay actuación principal, a no ser que te quieras poner alguno de mis conjuntos y salir al escenario – dije sonriendo a mi amigo.
- Si yo tengo que subir al escenario y despelotarme al ritmo de la música lo llevamos claro. Soy arritmico total...estoy convenciendo a Nessie para que me de un par de clases de baile...
- Estás con ella, ¿a que si? - sonreí.
- Seh...vamos despacio...al menos ya no me hace la mirada del tigre. Creo que la estoy empezando a gustar – negué con la cabeza mientras sonreía.
- ¿Me haces un favor, Jake? Ve al despcho y traeme la hoja con los horarios – Jake se marchó dejándonos a Edward y a mi solos de nuevo.
- Luego puedo acercarte a casa – dijo a mis espaldas.
- No hace falta.
- No tienes coche para volver, ¿recuerdas? - mierda...no había pensado en ello...me di la vuelta y le vi sonreir ligeramente.
- Supongo que lo habrás hecho a propósito...
- Supones bien...
- Edward...- suspiré – Mira no...
- ¿Bella? - me callé cuando oí esa voz – No creí que te encontraría aquí...- me giré y me quedé parada y sorprendida por la visita inesperada que tenía ante mi.
- James...
Ohhh, aparece James... comenten
EN EL PRÓXIMO CAPITULO
Pero el tono de voz de Bella mientras hablaba por el móvil atrajo toda mi atención.
- ¿Carlisle Cullen? - preguntó soprendida mientras se giraba para mirarme.
¿Mi padre? ¿Qué demonios hacía mi padre llamando al móvil de Bella? Ellos sabían que era vecino de Bella y que trabajaba en el mismo local que ella, se lo había comentado en una de nuestras conversaciones días atrás...pero eso no justificaba la llamada. Me acerqué hasta ella en un vano intento por aclarar mis dudas...