29/6/12

CAPITULO 20 CONSEJOS Y VERDADES

CAPITULO 20 CONSEJOS Y VERDADES

Oir esas palabras de la boca de Bella dolía...me dolía demasiado. Ella no me necesitaba, ella no quería mi ayuda...no quería nada de mi. Mientras tanto yo de ella lo quería todo. Necesitaba estar a su lado, necesitaba que me hablara aunque fuera para mandarme a la mierda...Después de la salida de tono de Bella simplemente me dediqué a ver cómo los chicos sacaban y preparaban la comida que habían traído hacía un rato desde un rincón del salón siendo incapaz de entablar una conversación decente con alguno de los chicos. El desprecio de Bella no solo me había tocado, había hecho que mi maltrecho corazón se sumergiera hasta las profundidades de mi miseria...

Saqué mi paquete de tabaco y salí del salón hasta las escaleras de fuera; necesitaba estar a solas y recolocar mis pensamientos, despejar mi mente...Saqué un cigarró y lo encendí. No sé que mierda tenía el tabaco que lograba relajarme...pero mi relajación duró poco, ya que Alec salió de la casa de Bella para sentarse en el rellano de la escalera a mi lado. Expulsé el humo de mi boca y le miré duramente.
- Necesito estar solo – espeté.
- Necesitas una mente nueva, capullo – me dijo de vuelta.
- ¿Qué demonios te pasa, Alec? No estoy en mi mejor momento que digamos...
- Cielos – murmuró – Eres un pesado – alcé la ceja.
- ¿Perdón?
- Te he oído hablar con Bella mientras ella desayunaba – dijo mientras se miraba las uñas.
- ¿No se supone que estabas dormido?
- Y lo estaba, pero tu histeria me despertó – me miró mal – así que decidí hacerme el dormido para seguir escuchando...
- Cotillo de mierda – murmuré.
- Lo reconozco – sonrió ampliamente – Y sigo diciendo que eres muy pesado...deja a Bella que haga lo que quiera.
- Tiene una herida enorme en su cuerpo, necesita descansar...no puede ir a trabajar y...
- Bella es una chica grande – me cortó – Y tienes razón, no está en condiciones de ir al trabajo y estar en local hasta las tantas de la noche, al menos durante los próximos días...pero dejala. La estás agobiando...ella está confundida por todo lo que está pasando y tu insistencia no la ayuda – suspiré.
- Supongo que tienes razón – dije mirándole a los ojos.
- Casi siempre pasa eso – tuve que sonreir. Reconozco que odié a Alec con todas mis fuerzas...pero tenía que reconocer que era un tío fantástico.
- Por alguna extraña razón...creo que me estás empezando a caer bien – soltó una risotada.
- Eso también suele pasar muy a menudo...soy un tío cojonudo...- negué con la cabeza mientras me llevaba el cigarro a los labios – Ahora en serio, Edward...se que detrás de toda la historia con Bella hay algo realmente oscuro...
- Lo hay – dije mirando hacia el suelo - ¿No te ha contado nada?
- No, y yo la respeto – se encogió de hombros.
- Pues creo que deberías de saber lo que realmente pasó antes de que sigas haciendo de asesor del amor conmigo...Me acosté con ella por una apuesta que me propuso Emmet. Cien pavos si me acostaba con ella...y otros cien si enseñaba material fotográfico...el resto creo que lo sabes – asintió lentamente sin decir nada - ¿Qué? ¿Vas a seguir dándome consejos para acercarme a Bella después de esto?
Se levantó de la escalera separándose de mi y se apoyó en la barandilla. Desde allí se empezaban a ver las luces de la ciudad sobre el atardecer. Alec se quedó un par de minutos callado, luego se giró y me miró.
- Creo que no sirve de nada decirte que fuiste un cabrón por hacerle eso, supongo que estos días te lo has estado repitiendo tu mismo – asentí mientras fruncía los labios – Yo estoy viendo la historia desde fuera...y te veo jodido. Te veo como el típico galán de tele novela que se lamenta porque no tiene el amor de su amada...De su amada – me repitió poniendo más enfasis en esa frase – Creo que las cosas no pasan por casualidad – le miré confundido – Han pasado cinco años desde que le hiciste aquello...pero te encuentras aquí y ahora con Bella...- suspiró – Podríais haber encontrado apartamento en la otra punta de la ciudad...pero fue aquí donde os instalasteis, al lado de Bella...sin saberlo. Podríais haber encontrado trabajo en otro lugar...pero tuvo que ser en el Forbidden – ahora se rió solo – Y tu amigo se podría haber enamorado de otra rubia explosiva...pero tuvo que ser Rose...Todo pasa por algo...el destino ha hecho que te reecuentres con Bella por alguna razón, así que...sí. Seguiré apoyándote en esto, Edward.
Joder...mierda...Las palabras de Alec me habían tocado la fibra...Tiré el cigarro de mala manera y me levanté para abrazar al chico que una vez quise pegar. Al principio se soprendió de mi arrebato de exaltación de la amistad, pero pronto me correspondió dándome unas palmaditas en la espalda.
- Gracias, tío – murmuré.
- Alec, la comida ya está preparada y – ambos nos separamos bruscamente al oir la voz de Bella en el umbral de la puerta – Eh...vale – murmuró con el ceño fruncido – No quería interrumpir – me miró cuando me limpié la cara húmeda por unas lágrimas traicioneras – Pasad...pasad cuando querais, todo está preparado para cenar...
Ambos miramos como desaparecía Bella por la puerta. Joder, de todos los momentos vergonzosos en los que Bella me podía pillar, tenía que haber sido en este, llorando a moco tendido en cierta parte por su culpa. Alec me palmeó en la espalda y me sonrió.
- Quita esa cara de susto, Edward...no creo que Bella se piense nada extraño – le miré y encogí los hombros – Sabe que a los dos nos gustan las chicas, así que no te preocupes – sonreí de nuevo mientras volvíamos a entrar en el apartamento de Bella...
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Ver a Edward y a Alec abrazados me había dejado impresionada, no por el hecho en sí de ese gesto, sino por la cara de Edward; estaba llorando. Su cara estaba húmeda, había tratado de secársela cuando salí a avisar a Alec, pero le había visto perfectamente. No sería sincera si no reconociera que se me ablandó un poquito el corazón. Al parecer Edward lo había pasado bastante mal con lo de mi incidente...y yo le estaba tratando mal. Evidentemente nunca fui una persona que disfrutara con el dolor ajeno o provocando sufrimiento a los demás. Sabía que estaba siendo cruel con Edward, pero no lo podía evitar. Había bajado la guardia en el hospital por todos los acontecimientos que me habían pasado y no quería eso...Era o su dolor o el mío, la confusión que sentía en el alma me dolía...así que prefería por todos los medios alejar a Edward de mi vida.
Cuando los dos chicos entraron ya estaba todo listo. Rose y Alice se habían encargado de comprar comida suficiente para todos. Compraron una gran cantidad de comida saludable, montones de hamburguesas y un par de pizzas familiares...viva el sarcasmo.
Era consciente de la mirada de Edward sobre mi; sabía que estaba pendiente de mi cara en todo momento...Dios, el muy capullo estaba realmente preocupado y eso en el fondo eso me gustaba. Le miré unos segundos haciendo que él apartara la mirada avergonzado...Mi móvil sonó, así que me levanté de la mesa para cogerlo.
- ¿Diga?
- Señorita Swan, soy el inspector Thompson – me erguí en el sillón donde me había sentado. Mediante señales les pedí a los chicos que guardaran silencio – Le llamo para informarle de la detención de la señorita Tanya Denali.
- ¿En serio?
- Sí, su agresor, Felix Denali, no era otro que su primo...en la declaración, a la primera de cambio delató a Tanya, ella fue la cabeza pensante de todo. Según su declaración sólo quería el dinero, no que usted resultase herida...
- No se por qué pero eso no me sirve de consuelo – murmuré.
- Me lo imagino, pero ya puede quedarse tranquila. Sus agresores serán juzgados y tendrán su castigo.
- Muchas gracias por todo, inspector...
Cuando colgué el salón estaba en un silencio sepulcral. Todos me miraban espectantes esperando que les diera nuevas noticias.
- Han detenido a Tanya...el agresor era su primo...ella lo planeó todo – los chicos murmuraron insultos hacia la rubia.
- Menos mal que la rechazaste a tiempo, Eddie – dijo Emmet mientras palmeaba la espalda de Edward.
- No, no la rechazó...los pillé en el baño dándose el lote – espeté mientras cogía una porción de pizza. Alec sonrió.
- No hice nada con ella – dijo Edward – Un par de besos...poco más.
- Ella iba detrás de él, pero él solo tenía ojos para otra chica y...- Edward e dio un fuerte codazo a Emmet en el estómago – Si querías que me callara me bastaba con decírmelo, cabrón – dijo sobándose el estómago
- Al menos ya puedo respirar tranquila – dije cambiando de tema – Lo único que quiero es volver a mi rutina y ya está...
- ¿Mañana irás a trabajar? - me preguntó Alec.
- No puedo actuar...sería un poco asqueroso dejar que la gente viera esta cicatriz. Además, tampoco me encuentro muy bien, estoy cansada...me pasaré antes de abrir para organizar los turnos de los chicos y todo eso.
- Sabes que Sam te anima a cogerte los días necesarios para que descanses...
- Pero no puedo...tengo que tener la mente ocupada en algo...no quiero pensar en nada...
- Si quieres estar ocupada haz calceta o punto de cruz – dijo Alice – al menos hasta que estés bien.
- Alice, no me veo haciendo calceta – dije frunciendo el ceño.
- Pues pruébalo...relaja un montón...
El resto de la cena la pasamos entre conversaciones sin importancia, cosa que agradecí, aunque no se alargó demasiado. En mi cara se debía reflejar el cansancio y las molestias así que los chicos decidieron marcharse relativamente temprano no sin antes insistir en que alguno de ellos debía de quedarse conmigo...si no hubiera estado tan jodida les hubiera dado una patada en el culo para que se fueran, lo último que quería era molestarlos, bastante preocupados habían estado los pobres...
La mezcla de cansacio con los analgésicos hizo que durmiera toda la noche sin apenas molestias, así que no me importó levantarme tardísimo. Necesitaba esta cura de sueño como el comer. A eso de las ocho de la tarde decidir ponerme rumbo al Forbidden para dejar todo preparado a los chicos. Me duché, me curé sin llegar a marearme del todo y me puse un vestido suelto y veraniego para que no me rozara la tela en la herida. Decidí pasar de los tacones, así que me puse unas sandalias planas, cogí mi bolso y las llaves del coche y abrí la puerta pasar salir. El susto que me llevé al chocarme con esa figura alta y fuerte fue enorme. Miré hacia arriba y vi a Edward – también sorprendido - con la mano en alto para llamar al timbre de mi casa. Su pelo estaba mojado y olía deliciosamente a champú de vainilla...cerré los ojos fuertemente antes de hablar.
- Me has dado un susto de muerte – dije agarrándome el pecho.
- Lo siento...iba a llamar y...
- ¿Para qué? - le corté – No tengo tiempo para nada, me voy al Forbidden – miré el reloj – Y tu tendrías que hacer lo mismo, entras a trabajar en media hora...- intenté esquivarle para salir, pero me lo impidió poniendo el brazo atravesado en el marco de la puerta - ¿Me dejas salir, por favor?
- Se...se que tengo que ir a trabajar...venía a...buscarte – murmuró – Para llevarte...y eso...- suspiró.
- No quiero que me lleves a ningún sitio – dije mirándole a los ojos.
- Creí que ya habíamos superado ciertas asperezas, Bella – desvié la mirada – Sólo quiero ayudarte, vamos en la misma dirección y a ti te duele la herida al moverte – dijo señalándome. Lo pensé durante unos segundos...por mucho que me jodiera tenía razón.
- Está bien – murmuré.
Edward sonrió ampliamente...no sabía si tenía ganas de pegarle o de sonreir con él, así que decidí no hacer ni una cosa ni la otra. Bajé las escaleras junto a él y cuando llegamos a su volvo dejé que me abriera la puerta. Cuando me senté en el asiento del copiloto de Edward me sentí extraña; su olor estaba impreso en ese pequeño habitáculo haciendo que me sintiera momentáneamente perdida. Rápidamente fue hasta la puerta del piloto y se sentó.
- ¿Te ayudo a ponerte el cinturón?
- No, ya puedo yo...
Era la primera vez que me montaba con Edward en un coche, ya que las pocas veces que salí con él el Forks siempre lo hacíamos andando. Tras poner en marcha el coche puso la radio para rellenar ese silencio incómodo que se había instalado entre nosotros.
- ¿Estás mejor? ¿Has podido dormir algo?
- Sí – murmuré – Afortunadamente he dormido sin tener pesadillas...
- ¿Por lo de la otra noche? No te preocupes, ya han cogido a Tanya y a ese primo suyo y...
- No – le corté – Las pesadillas las tengo desde hace mucho...por...aquello – dije mirando por la ventanilla.
- Lo siento...- Edward paró en un semáforo – Bella...mírame...
Desgraciadamente Edward tuvo que parar en un semáforo, así que aprovechó para cogerme por la barbilla para que le mirara. Sentir sus dedos contra mi piel de nuevo hizo que varias descargas eléctricas recorrieran mi piel.
- Me hubiera gustado que las cosas hubieran pasado de otra manera – susurró – yo...yo...ese bebé...me encantaría que todo hubiera salido bien...
- Cállate, Edward – sollocé.
- No, esta vez no voy a callarme, me vas a escuchar...Daría lo que fuera porque todo hubiera salido bien, porque ese niño estuviera aquí, te lo aseguro...- le miré a los ojos – No se que hacer para que me creas...No se qué hacer para que creas que lo que...siento por ti es sincero...
Gracias a los cielos que el claxon de uno de los coches de detrás nos sacó de esa pequeña burbuja emocional ya que al ver sus ojos supe en ese instante que Edward no mentía. El resto del camino le hicimos prácticamente en silencio, yo misma me había quedado sin palabras al oir lo que me había dicho Edward. ¿Sería posible que una persona cambiara de esa manera? Decidí no seguir pensando en ello, no quería hacerme más daño a mi misma...
Edward aparcó cerca de la puerta ya que aún era pronto y no había mucho jaleo. Esta vez dejé que me ayudara a salir del coche, Edward me cogió de la mano y tiró suavemente de mi para ponerme de pie, aunque me deshice rápidamente de su calor. Cuando llegamos a la puerta estaba Jacob, que me miró entre sorprendido y enfadado.
- ¿Se puede saber qué coño haces aquí?
- Hola, Jake...me alegro de verte – dije de manera irónica mientras entrábamos.
- Joder, perdona...pero, ¿no deberías de estar metida en la cama viendo una peli con un montón de palomitas a tu lado y descansando?
- Eso es justamente lo que voy a hacer dentro de un rato...he venido para cuadrar los turnos y hacer un poco de inventario para saber qué necesitamos – los tres caminamos hasta la barra principal – Obviamente esta noche no hay actuación principal, a no ser que te quieras poner alguno de mis conjuntos y salir al escenario – dije sonriendo a mi amigo.
- Si yo tengo que subir al escenario y despelotarme al ritmo de la música lo llevamos claro. Soy arritmico total...estoy convenciendo a Nessie para que me de un par de clases de baile...
- Estás con ella, ¿a que si? - sonreí.
- Seh...vamos despacio...al menos ya no me hace la mirada del tigre. Creo que la estoy empezando a gustar – negué con la cabeza mientras sonreía.
- ¿Me haces un favor, Jake? Ve al despcho y traeme la hoja con los horarios – Jake se marchó dejándonos a Edward y a mi solos de nuevo.
- Luego puedo acercarte a casa – dijo a mis espaldas.
- No hace falta.
- No tienes coche para volver, ¿recuerdas? - mierda...no había pensado en ello...me di la vuelta y le vi sonreir ligeramente.
- Supongo que lo habrás hecho a propósito...
- Supones bien...
- Edward...- suspiré – Mira no...
- ¿Bella? - me callé cuando oí esa voz – No creí que te encontraría aquí...- me giré y me quedé parada y sorprendida por la visita inesperada que tenía ante mi.
- James...
Ohhh, aparece James... comenten

EN EL PRÓXIMO CAPITULO
Pero el tono de voz de Bella mientras hablaba por el móvil atrajo toda mi atención.
- ¿Carlisle Cullen? - preguntó soprendida mientras se giraba para mirarme.
¿Mi padre? ¿Qué demonios hacía mi padre llamando al móvil de Bella? Ellos sabían que era vecino de Bella y que trabajaba en el mismo local que ella, se lo había comentado en una de nuestras conversaciones días atrás...pero eso no justificaba la llamada. Me acerqué hasta ella en un vano intento por aclarar mis dudas...

26/6/12

El embarazo adolecente.

Quiero hablar sobre este tema, ya que es muy interesante y para salir de lo mismo.


El Embarazo en adolescentes, cada vez más frecuente en países en desarrollo, es un producto de la patología social: negligencia paterna, carencia afectiva, inseguridad, pobresa, ignorancia,violencia.

Tener un bebe en la adolecencia es mucha responsabilidad, tienes que dejar los estudios cuando nazca no podras salir ya que lo tendras que cuidar, el enojo de los padres y muchas cosas mas.

Uno de cada seis alumbramientos corresponde a jóvenes de 15 a 19 años de edad Una
de cada tres mujeres da a luz antes de los 20 años.

Los partos de mujeres menores de 20 años representan el 17%, (14 millones de partos
al año en el mundo entero).

Cada año, más de 4,4 millones de adolescentes se someten a un aborto; de esos
abortos, un 40% se realizan en malas condiciones.5

Aborto o Adopcion?

 Una muy dificil decision aunque no creo en el aborto ya que matar a una persona inocente solo por tu irresponsabilidad no es algo justo, y tambien es un pecado por que estas matanto a alguien inocente, y no solo eso el aborto es arriesgado puede aver infecciones o asta muerte.

Adopcion.
Es una buena aportunidad para aquellas personas que no pueden tener hijos y quieren adoptar, y a lo mejor tendran una buena familia, por el otro lado aveses es dificil ya que puede ser que te preguntes como estara o lo cuidaran bien.

Oportunidades perdidas: Las madres adolescentes tienen más probabilidades de
abandonar los estudios secundarios, lo que menoscaba sus posibilidades de participar
plenamente en la sociedad, tener ingresos, cuidarse a sí mismas y cuidar a sus hijos.
Estos factores la convierten en una consecuencia de la pobreza y puede acentuarla.
Además se convierte en un factor de transmisión de la pobreza de una generación otra, sumando obstáculos para la movilidad social de esa generación y de la siguiente,
profundizando la pobreza.

MEDIDAS DE PROTECCION:
 Los metodos de anticoncepcion  son muy factibles y utiles con respecto al acto sexual ,hay que utilizarlos correctamente ya que nos ayudan a protegernos contra embarazos y enfermedades de transmicion sexual,
 El condón masculino consiste en una funda que se ajusta sobre el pene erecto. Para su fabricación se usan habitualmente el latex natural y el poliutetano (utilizado básicamente en casos de alergia al látex).
Cuidalo♥









25/6/12

CAPITULO 19 NO TE NECESITO

CAPITULO 19 NO TE NECESITO

Me quedé parado en medio del pasillo viendo como Bella pasaba de mi y se iba con Alec. No ententendía nada de lo que estaba pasando, aparentemente todo había ido bien antes en la habitación...debía de haberme equivocado, ya que estaba en los brazos de Alec en vez de en los míos. Este me miró como pidiéndome disculpas con la mirada y corrió a ayudar a Bella. La cogió por la cintura y dejó que se apoyara en él para andar.
- ¿Puedes andar bien? ¿Quieres que vaya a por una silla? - le preguntó Alec.
- No, por Dios...
Cuando salimos a la calle los chicos se despidieron de Bella dejándonos a nuestro grupo a solas. Sólo teníamos el Porsche de Alice y el Jeep de Emmet...y Bella se fue hacia el coche amarillo de su amiga sin pensárselo dos veces.
- Deberías de montarte en el Jeep, Bella – murmuré – El Porsche puede ser incómodo para ti...te podrías hacer daño al entrar...
- Hey – se quejó Alice – Ni se te ocurra meterte con mi maravilloso coche – dijo moviendo mi dedo índice delante de mi cara.
- Vale, Alice – rodé los ojos. No estaba de humor – Tu maravilloso coche puede ser un poco bajo para Bella...aunque a ti te va que ni pintado, eres enana...
- Cállate o desatarás su furia – murmuró Jasper.
- Hey, chicos...me quiero ir a casa. Dejad las peleas de los tamaños para otro momento...Alec, ayudame a subir al coche, al que sea – dijo Bella.
Alec volvió a mirarme y suspiró. El pobre parecía que lo estaba pasando mal por mi...en realidad me sentía como el culo. Casi hubiera preferido que me hubiera ignorado desde un principio, su desprecio dolía mucho, demasiado...Alec cogió a Bella por la cintura para poder subirse al coche, se sentó a su lado y dejó que apoyara la cabeza contra su hombro. Mierda...me hubiera gustado ser yo su apoyo...Rose se montó en el asiento del copiloto dejándome a mi la única opción para sentarme al lado de Bella. Alice y Jasper se fueron en el otro coche.
A mitad de camino Bella se quedó dormida, así que hicimos el resto del viaje en silencio. Tuve que soportar estoicamente ver a Alec como cogía en brazos a Bella para llevarla hasta su apartamento. Me sentí extraño al cruzar la puerta de la casa de Bella; al estar ella dormida me sentía como si estuviera entrando sin permiso...y así era. Mucho dudaba de que me dejara pasar a su casa estando despierta. Todo estaba decorado con muy buen gusto y con detalles exquisitos. Alec la llevó hasta su habitación y la tumbó con cuidado en una cama enorme. La pasó una sábana por encima y dejó la puerta entornada por si se despertaba.
- ¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos hasta que se despierte? No quiero que se levante y no haya nadie con ella...imaginate que se marea o algo...- dijo Rosalie preocupada.
. Vosotros marchaos y descansad...ya nos quedamos Edward y yo aquí – dijo mientras palmeanba mi espalda. Le miré extrañado – sí, tenemos las medicinas de Bella y no tenemos nada mejor que hacer...así que las parejitas felices os podeis marchar cuando querais.
- ¿De verdad no quieres que nos quedemos? - preguntó Alice.
- Largaros ya de una vez – espetó. Esperé a que los chicos se marcharan para encararle.
- ¿Qué estás haciendo, Alec? - el aludido se sentó en el sofá y se acomodó.
- Yo que tu me sentaría, Bella va a tardar en despertarse debido a los calmantes para la herida – me senté a su lado sin quitarle ojo - ¿Qué pasa?
- Si Bella se despierta y me ve aquí es capaz de cortarme los huevos – los ojos azules de Alec brillaron cuando sonrió.
- Eres imposible, ¿sabes? Mira, ante todo quiero dejarte una cosa clara...Bella es mi amiga por encima de todo y pienso que no se merece lo que la hiciste.
- No me lo recuerdes – murmuré.
- Mereces que te recuerden lo cabrón que eres día tras día...la dejaste sola... – espetó – Pero me caes bien.
- Bonita forma de demostrarlo – dije irónico.
- Es la verdad...me da pena que Bella te culpe por lo que pasó, creo que no era tu intención ni de lejos provocar lo que pasó después...- miré a Alec...el pobre aún no sabía lo que había pasado realmente entre Bella y yo...y ahora mismo no tenía ganas de confesar mi pasado más oscuro a la única persona que me estaba brindando un poco de apoyo...
- Te juro...te juro por lo más sagrado que yo no deseé que pasara nada de eso...Dios mío...no sabía absolutamente nada de ese bebé...daría lo que fuera por cambiar eso, ¿sabes?
- Lo se – me puso la mano sobre el hombro – Y por eso creo que Bella está equivocada al culparte a ti de lo del bebé...la pregunta es, ¿hubiera pasado eso de no haber estado sola? ¿Hubiera abortado de haber estado cuidándose y descansando? Puede que si...o puede que no...lamentablemente eso les pasa a muchas mujeres y no tienen por qué culpar a nadie. Lo que pasa que debido al dolor Bella solo quiere buscar un culpable en el que descargar su ira...
- Y me ha tocado a mi...pues me lo merezco...Lo que pasa que me duele su desprecio...antes, en el hospital...
- Creo que te tiene miedo, Edward.
- Jamás la volvería a hacer daño – el chico sonrió.
- Lo se, tiene miedo de sentir algo por ti...Quizás por eso lo único que quiere es alejarse de ti...aún no confía en tu persona...dala tiempo, Edward.
- Ahora mismo la daría lo que me pidiera...
- Estás pillado...muy pillado...
Nos quedamos en silencio hasta que sentí la respiración acompasada de mi compañero de vigilia. Dios santo...estaba pillado, estaba enamorado de Bella Swan...por primera vez en mi asquerosa vida podía decir que sabía lo que era sufrir por amor...
Alec se tumbó en uno de los sillones como si estuviera en su casa y a los pocos minutos se quedó dormido; menuda suerte tiene el cabrón. Yo no podía cerrar los ojos sin recordar a Bella mientras la llevábamos a urgencias...Decidí coger el mando de la tele para despejarme un poco e intentar pensar en otras cosas, aunque la Teletienda no ayudaba mucho a dispersarme. Erataba oyendo las bondades de un robot de cocina con no se qué cuantos programas cuando oí ruido en la habitación de Bella. Me quedé muy quieto sin saber qué hacer...hasta que oí su voz...
- ¿Qué demonios haces aquí?
OoOoOoOoOoOoOoO
Me desperté desorientada en mi cama; no recordaba haber subido al tercer piso ni haberme acostado. De hecho, no recordaba casi nada desde que me metí en el Jeep de Emmet con Edwad y Alec a mi lado. Intenté incorporarme y al hacerlo...mierda, el dolor que me atravesó el costado fue de los que dejan huella.
Al levantarme comprobé que aún llevaba puesta la ropa que Alice y Rosalie me habían puesto esa misma tarde en el hospital. A parte del dolor de mi herida, me dolía un huevo la cabeza, así que fui hasta la cocina para prepararme algo caliente para tomarme un analgésico.
Tuve que ahogar un grito cuando entré en el salón. Alec estaba durmiendo a pierna suelta en uno de mis sofás...y en el otro estaba Edward sentado viendo la Teletienda.
- ¿Qué demonios haces aquí? - espeté mientras me agarraba al marco de la puerta.
No debía de tener muy buena cara ya que cuando Edward se giró y me miró se levantó rápidamente para cogerme de la cintura y llevarme hasta el sofá. Quise oponerme, quise decirle que me dejara...pero me sentía mareada; necesitaba comer algo y tomarme una maldita pastilla para el dolor. Así que dejé que me sentara en el sofá y me acomodara los cojines.
- ¿Te duele? ¿Estás bien? - le miré a los ojos antes de contestar. En verdad parecía preocupado...suspiré.
- Me...me duele un poco – reconocí – Iba a prepararme algo de comer – hice amago de levantarme, pero Edward me empujó con suavidad por los hombros.
- Ni hablar, tu no te mueves de aquí...yo te lo prepararé. Ni se te ocurra moverte, ¿vale?
Oí a Edward trastear en mi cocina mientras Alec roncaba sonoramente a mi lado. Diez minutos después y un par de cacharrazos, Edward consiguió traerme una bandeja con una taza de café, unas tostadas y mi ansiada dosis de pastillas.
- En serio, Edward...¿Qué haces aquí? Puedo entender que Alec se quede conmigo...pero, ¿y tu? - se sentó en el sofá a mi lado, demasiado cerca para mi bien.
- ¿No puedes entender que estoy preocupado por ti, Bella? - se pasó la mano por el pelo.
- No debes preocuparte por mi – dije mientras me tragaba mis pastillas.
- Pues lo hago y es lo que hay. Si no te gusta lo siento – le miré con los ojos muy abiertos – Tenía miedo de que te pasara algo...no creo que lo hubiera podido soportar – susurró haciendo que mis defensas cayeran un poco.
- Sé...se cuidarme solita perfectamente, hace tiempo que lo hago...- Edward volvió a suspirar.
- ¿Cuándo tienes que curarte la herida? - preguntó cambiando de tema.
- Después de ducharme – murmuré mientras me tocaba el costado. Fruncí el ceño, como dolían los condenados puntos...- Espero no marearme...
- Si quieres puedo curarte – dejé mi café sobre la bandeja y le miré – Mi padre es médico, se perfectamente cómo hacer una cura – se defendió.
- Creo que podré hacerlo yo sola...
- Eres tremendamente cabezota, Bella. Está bien, cúrate tu sola...estaremos cerca por si oigo el golpe contra el suelo...
- Nadie te ha pedido que te quedes – espeté mientras me levantaba del sofá.
No tenía ganas de seguir hablando con Edward. Sabía que estaba preocupado, eso se le notaba y no había manera posible de fingir...pero simplemente no podía. No podía dejarme llevar por el corazón y acabar con este mismo pisoteado. No podría con ello de nuevo, así que lo mejor era mantener a Edward alejado de mi.
Me metí en el baño y me quité la ropa de Alice. Tan sólo había pasado unas horas en el hospital, pero el puñetero olor a desinfectante se me había pegado por todo el cuerpo...así que me metí en la ducha y me froté con mi gel de baño todo lo fuerte que mi cuerpo pudo resistir. Joder, la puta herida dolía de veras...
Me sequé con todo el cuidado del mundo, me puse la ropa interior y saqué las cosas para curarme y...arg. Casi me lamentaba no haber aceptado la oferta de Edward para curarme; la herida no era horrible, pero sí lo suficiente como para que mi delicado aguante se tambaleara. Me hice la cura lo más rápido posible y me puse una de mis batas por encima. Salí del baño levemente mareada agarrándome al marco de la puerta. Cuando entré de nuevo al salón me sorprendí al ver que estaban los chicos al completo; Alice y Jasper y Rose y Emmet habían llegado mientras yo estaba en el baño...y en estos momentos me miraban raro...
- ¿Qué la habeis hecho? - le preguntó Jasper a Edward.
- ¿Qué? - me miró y frunció el ceño mientras hacía el amago de venir a por mi para ayudarme – Está bien – alzó las manos cuando me retiré de su cercanía – No te voy a tocar...pero hazme el favor de sentarte, ¿vale? - dijo con voz suave.
- ¿Estás mareada? - dijo Alec visiblemente más despierto.
- Un poco – admití – Pero tampoco ha sido tan horrible como me lo esperaba.
- Pues cualquiera lo diría, cielo...estás blanca como la nieve vírgen...
- Gracias por tus ánimos, amigo – espeté – Necesito llamar a Sam, tengo que decirle que estaré un par de días sin ir al trabajo y...
- ¿Cómo que un par de días? - preguntó Edward desde el otro lado del salón. Los chicos le miraron con los ojos muy abiertos.
- Te recuerdo que soy yo la encargada de ese lugar, Sam despositó en mi toda la confianza y...
- Y no puedes ir a trabajar en esas condiciones, llevas un montón de puntos en el cuerpo...por favor...- alcé las cejas apreciativamente – Necesitas descansar, necesitas que te cuiden...
- ¿Lo vas a hacer tu? - le corté furiosa – Oyeme bien, Edward...te he agradecido lo que hiciste por mi anoche, pero ya está. Tu y yo no tenemos nada, no te debo nada...así que haz el favor de dejar de preocuparte por mi porque no te necesito...
Ohhh, Bella se hace la dura...

EN EL PRÓXIMO CAPITULO
- Lo siento...- Edward paró en un semáforo – Bella...mírame...
Desgraciadamente Edward tuvo que parar en un semáforo, así que aprovechó para cogerme por la barbilla para que le mirara. Sentir sus dedos contra mi piel de nuevo hizo que varias descargas eléctricas recorrieran mi piel.
- Me hubiera gustado que las cosas hubieran pasado de otra manera – susurró – yo...yo...ese bebé...me encantaría que todo hubiera salido bien...
- Cállate, Edward - sollocé...

18/6/12

CAPITULO 18 CRUCE DE CAMINOS

CAPITULO 18 CRUCE DE CAMINOS

Eran las nueve de la mañana cuando Emmet me convenció para marcharme a desayunar algo. No había comido casi nada el día anterior y la falta de alimentos ya me estaba pasando factura, al igual que el cansancio mental que llevaba a cuestas. Estuve pendiente toda la noche de Bella, esperando cualquier gesto de dolor o reacción, pero nada. Durmió durante el resto de la noche como un bebé...y aproveché a mirarla durante todo ese rato.
Después de esa noche, después de ese mal rato que había pasado viendo a Bella inconsciente, supe que iba a hacer todo lo posible por estar a su lado. No sabía como lo iba a hacer, pero me había autoimpuesto una meta, y esa era conseguir el perdón de Bella.
Cuando llegué de la cafetería me sorprendí al ver a Emmet en el pasillo.
- ¿Qué ha pasado? ¿Se encuentra mal? - hice amago de entrar, pero mi amigo me lo impidió.
- Cálmate un poco, ¿quieres? Simplemente se ha despertado, el médico la está echando un vistazo...- me apoyé contra la pared.
- ¿Cómo está?
- Bien, un poco confundida al verme...pero bien – Emmet me miró intencionadamente – He hablado con ella...
- ¿Qué demonios la has dicho?
- Le he pedido perdón – abrí los ojos – Creo que de los dos yo soy más capullo que tu...- se encogió de hombros – Espero que algún día te perdone, Edward...
Y yo también lo deseaba, el perdón de Bella estaba en mi lista de deseos imposibles...El médico salió y le dio indicaciones a la enfermera. Luego se dirigió a nosotros.
- Isabella está mejor, su tensión se ha estabilizado y la herida no está nada mal...aunque tendrá que curarse en casa los próximos días hasta que le quitemos los puntos. Podeis pasar a verla, pero dentro de un rato vendrá el inspector a tomarla declaración...
- ¿Es necesario que lo haga ahora? Apenas acaba de despertar y...
- Cuanto antes declare mejor, así el atracador se le podrá llevar ante el juez - el médico se despidió de nosotros. Emmet me miró pacientemente.
- ¿Quieres pasar de una puta vez? - espetó.
- Tengo miedo, se que no le va a hacer gracia verme...
- Mira, si a mi no me ha tirado la botella del suero a la cabeza dudo mucho que lo haga contigo...anda, pasa...
Entré en la habitación y caminé despacio hasta la cama del fondo. Bella estaba girada hacia la ventana, con los tenues rayos del sol iluminando su cara y sus ojos cerrados. Tan delicada y tan fuerte a la vez...me acerqué lo suficiente para poder oler el aroma de su pelo...me di cuenta de que estaba demasiado cerca de ella cuando abrió los ojos. De repente me encontré con su mirada marrón a escasos centímetros de mi cara; no parecía sorprendida de verme allí...ni tampoco parecía que fuera a ahogarme con el cable de la vía.
- Lo siento – susurré – Pensé que estabas despierta...no era mi intencuón molestarte...
- No me has despertado...en cuanto has entrado por la puerta he sabido que eras tu – murmuró.
- ¿Cómo lo has sabido? - me senté en el sillón y me incliné hacia la cama.
- Por tu olor...podría reconocer tu olor a distancia...
- ¿Te encuentras bien? - pregunté extrañado de que aún no me hubiera contestado mal. ¿Se habría golpeado también la cabeza? Al parecer sus ansias asesinas contra mi habían desaparecido...al menos por el momento...
- Sí, todo lo bien que puedo estar con todos estos puntos en mi cuerpo. De momento no me duele mucho, veremos a ver cuando me quiten los calmantes – se removió inquieta en la cama.
- ¿Me dejas ayudarte? - pareció pensarselo y asintió. Dejó que le colocara las almohadas - ¿Sabes? Casi dejas inutil al hijo de puta ese – hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa.
- Le he dado fuerte, ¿eh? El gilipollas me pidió el bolso...llevaba la recaudación de dos días - silbé – Sí, mucho dinero...Le di el bolso, pero no llevaba el dinero ahí.
- ¿Dónde lo llevabas? - dije entusiasmado por poder hablar tranquilamente con Bella aunque fuera sobre este tema.
- En las tetas – la miré con los ojos muy abiertos y me eché a reir con ganas...pero por su mirada comprendí que era cierto – A ver quien tiene cojones de tocarme las tetas sin mi permiso. Tenías que haberle visto la cara al enfermero al rasgarme el vestido y encontrarse con semejante fajo de billetes en mi canalillo – volví a reir.
- Nos...nos has dado un susto de muerte. Los chicos han estado hasta bien tarde ahí fuera, Jacob y unos pocos más siguen aquí.
- Gracias – murmuró. El gesto de semi broma había desaparecido de su cara y tenía el ceño fruncido.
- ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
- No, no, no...supongo que quiero darte las gracias...por traerme al hospital...No estaba despierta, pero te oía, ¿sabes? - parpadeé perplejo y algo avergonzado al recordar todo lo que le dije anoche pensando que estaba dormida – Pensé que estaba soñando cuando escuché tus gritos y tus palabras de consuelo...notaba tu manos presionando mi herida – apretó la mandíbula – Emmet me dijo que estuviste aquí todo el tiempo...gracias...
- No me las merezco, Bella...
Ambos nos quedamos sin saber qué más decir. Estaba abrumado. Por primera vez en muchisimo tiempo me quedé sin palabras, indefenso ante la primera persona por la que tenía sentimientos limpios y sinceros...hasta que tuvieron que joderme mi momento de revelación. La puerta se abrió y un hombre trajeado se metió en la habitación.
- Buenos días, soy el teniente Riley Thompson – le enseñó la acreditación y le tendió la mano - ¿Cómo se encuentra, señorita Swan?
- Mejor...
- Perfecto porque la tengo que hacer unas preguntas...
- ¿De verdad que tiene que ser ahora? - pregunté preocupado.
- Es mejor hacerlo ahora. Si no le importa, tengo que hablar a solas con la señorita.
- Está bien – miré a Bella – Eh...estaremos fuera esperándote, ¿de acuerdo?
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Observé en silencio como Edward se marchaba con desgana de mi habitación. Me sentía rara, extraña...después de la declaración de Emmet por algunos instantes el ataque de esta noche había pasado a un segundo plano. Si por algunos momentos había dudado de la veracidad de las palabras de Emmet...al ver la cara de Edward se me habían disipado todas mis dudas. Antes me sentía confundida pero ahora...en momento críticos es donde se ve la verdadera personalidad y los verdaderos sentimientos de las personas, y Edward me había sorprendido para bien, al menos por ahora.
Miré a teniente Thompson. No me sentía mal del todo, pero tampoco me apetecía enfrentarme ahora a una declaración. Lo que más me apetecía era llegar a casa y meterme entre las sábanas de mi cama y descansar...pero esto era inevitable. El inspector de policía se encontraba al lado de mi cama y me miraba expectante. Era un hombre alto y de unos cuarenta y tantos años embutido en un traje de color oscuro. Dios, no sabía si era la medicación, pero en ese momento me recordó al malo de Matrix...sólo le faltaban las gafas y el pinganillo en la oreja.
- Usted dirá – dije al fin.
- Muy bien...quiero que me relate como ocurrieron los hechos – dijo mientras sacaba un bloc del bolsillo y un lapiz.
- Salí del trabajo un poco antes de lo normal; no me encontraba muy bien, además, a la mañana siguiente tenía que madrugar para ir al banco a ingresar el dinero de la recaudación.
- ¿Llevabas el dinero encima?
- Sí, en el escote – murmuré.
- Un lugar seguro de todas y por todas, si señor – dijo con gracia.
- Sí, supongo...Cuando llegué a mi coche, en un callejón próximo al Forbidden, me percaté de que no estaba sola. Al girarme vi a ese tipo con una careta blanca y una navaja en la mano. Intenté despistarle, forcejeamos hasta que me hice esto – señalé mi costado – y aproveché a que Emmet, uno de los vigilantes de la discoteca, interviniera. Entonces cogí lo primero que pillé y le di un taconazo al hijo de p...
- Está bien – me cortó antes de que terminara mi insulto - ¿Te dijo algo?
- Sí, me dijo que yo tenía algo que él quería y que no le importaría cobrarse en carne lo demás...
- ¿Le dijiste a alguien que ibas a llevar todo ese dinero encima?
- Sí...se lo dije a Tanya, una de las camareras...
- Muy bien, las pruebas nos llevan a pensar que fue un acto premeditado – abrí mucho los ojos.
- ¿Piensan que me estaban esperando a mi exclusicamente?
- Sí...ese callejón apenas es transitado...y las palabras de su atacante..."tienes algo que yo quiero...". Lo investigaremos todo, señorita Swan. El caso es que de momento Demetri Denali pasará a disposición del juez en cuanto salga de aquí y...
- Espere, espere...- le corté - ¿Ha dicho que ese tipo se apellida Denali?
- Sí...¿por qué?
- Porque creo que tiene relación con Tanya – el policía me miró sin entender – La camarera de la que le he hablado se apellida Denali...
El inspector apuntó todo en el bloc y dijo que enviaría a dos agentes de policía a buscar a Tanya. En cuanto se marchó por la puerta me hundí de nuevo en mi cama. Aún no me podía creer que Tanya pudiera estar implicada en el robo frustrado de esta noche. Sení la impotencia y la rabia crecer en mi interior. Si la hoja de la navaja se hubiera desviado unos centímetros ahora podría estar muerta. ¿Qué pasa? ¿Tanto me odiaba? ¿Esto había sido una especie de venganza o algo así?
Animé al reloj a que los minutos pasaran antes, tenía unas ganas inmesas de llegar a mi casa. ¿Cuánto tiempo iba a tardar en acabarse el líquido de la bolsita? En cuanto me quitaran los calmantes podría irme; no veía la hora de largarme de aquí. Los hospitales no me gustaban nada, me hacían recordar aquellos fatídicos días después de mi aborto.
Cerré los ojos ojos y me di el gusto de dejar a mi mente divagar un poquito. ¿Por qué Edward se había sentido tan angustiado por mi estado de salud? No podía ser fingido, no tenía sentido fingir todo aquellas palabras si yo supuestamente estaba insconsciente como para oirle. Joder, me sentía confusa, demasiado...cada idea que asaltaba mi mente hacía que mi cabeza se enredara aún más. Lo peor de todo es que estaba llegando a la conclusión de que no era totalmente inmune a Edward como había pensado. Por un lado me gustaría verle retorciéndose de dolor como yo lo hice una vez por su culpa. Me gustaría verle deshecho, destrozado, me gustaría patearle sacando a relucir mi lado más malvado, pero por otro lado sentía que no podía seguir odiándole. ¿Lo habría odiado de haber seguido adelante mi embarazo? No, seguro que no. A veces sentía que no tenía sentido seguir alimentando ese odio contra él...pero no podía evitarlo. Ahora mismo estaba en un intenso cruce de sentimientos y no sabía qué camino elegir...Definitivamente el más fácil para mi era dejar las cosas tal y como estaban, manteniendo las distancias...aunque mi corazón pudiera pensar lo contrario...
La puerta se abrió de golpe para encontrarme con una Alice super histérica seguida por muchos de mis compañeros del Forbidden. La última en entrar fue una enfermera con cara de agobio.
- Chicos...un poquito de civismo, que estamos en un hospital – les regañó.
- Prometemos no hacer mucho ruido – dijo Alice como una niña buena.
- Está bien – la mujer suspiró mientras me quitaba la vía – Tendrás que curarte la herida con lo que te ha recetado el doctor. En una semana vendrás a que te miremos los puntos, si estás bien te los quitaremos, ¿vale?
- Muy bien.
- Nosotros nos encargaremos de que así lo haga – dijo Rose.
- Tampoco es para tanto – murmuré intentando quitar gravedad al asunto mientras la enfermera me ponía un apósito en el brazo.
- No te tomes a la lugera el corte, señorita – me reprendió la mujer – Te han dado más de diez puntos y aunque ahora no notes el dolor...te dolerá.
- Gracias por los ánimos – mirmuré. Los chicos se rieron aunque a mi no me hizo ni puta gracia.
- Aquí tienes el alta – me tendió un papel – En cuanto te vistas te podrás marchar.
- ¡Qué susto nos has dado! - dijo Quil en cuanto se cerró la puerta.
- Sí, el pobre se quedó blanco y mira lo moreno que es – bromeó Emmet.
- Ya estoy bien – dije mientras me sentaba en el borde de la cama – Gracias por procuparte.
- No hay de qué – me dijo Quil – en serio, me asusté mucho al verte tirada en el suelo...aunque el que peor lo ha pasado sin duda es Edward – dijo mirando sorprendido al aludido que en esos momentos le lanzó una mirada envenenada.
- Sí – siguió Alec – No quería ni ir al baño para lavarse, pobre...
- Sois unos hijos de pu...
- Vale, vale – Alice cortó a Edward – Ahora mismo todos los machotes fuera de aquí, vamos a vestir a Bella para que pueda irse a casa.
- No vamos a ver nada que no hayamos visto ya – bromeó Jake que se ganó una mirada de tigre por parte de Edward y un codazo en el estómago de parte de Nessie – Vale, joder...ya nos vamos...
Todos salieron refunfuñando de la habitación. De verdad agradecía la visita y la preocupación de los chicos, pero lo que más necesitaba era salir de este cuarto y del hospital. Ya tendríamos tiempo para vernos fuera. Rosalie y Alice se quedaron conmigo.
- Te he traído ropa de mi nueva colección para que te cambies – miré extrañada a Alice - ¿Qué? También diseño ropa de sport.
Entre las dos me ayudaron a quitarme la bonita bata del hospital, note se el sarcasmo, y me pusieron con cuidado la ropa de Alice. No podía verme la herida ya que la tenía tapada, pero parecía enorme. Tenía las rodillas magulladas por la caída y es posterior forcejeo.
- Hijo de puta, mal nacido - murmuraba Rose mientras me vestía intentando no quitar el apósito de mi herida – Cabrón, ojalá se pudra en la cárcel y...
- Rose, cálmate...no es nada, en serio...
- Joder, es que parece que te pasa de todo. Aún no me puedo creer lo que te pasó hace tiempo – suspiró – y ahora esto.
- Aquello ya pasó. No puedo hacer nada aunque eso no evita que no me duela. Chicas...- ambas me miraron – Creo que Tanya ha tenido algo que ver en todo esto.
- ¿Quién? - preguntó Alice.
- La rubia gilipollas y llena de silicona – le explicó Rose - ¿Por qué dices eso? - me preguntó frunciendo el ceño.
- Porque el tipo que me ha hecho esto se llama Demetri Denali...se apellida igual que Tanya. Además, ella era la única que sabía que llevaba todo el dinero encima...creen que ha sido premeditado.
- No me jodas...en cuanto vea a la perra esa va a desear no haber nacido – espetó Rose.
- Schhh, no merece la pena...ya se lo he dicho a la policía. Van a investigar a ver si tienen relación porque el apellido Denali por aquí no es muy frecuente.
- Dejemos ese tema en manos de la policía – dijo Alice – llevemos a Bella a casa, necesita descansar.
Entre las dos terminaron de vestirme y me ayudaron a salir hasta la sala de espera donde estaba el resto de los chicos. Todos se acercaron a saludarme y a comprobar que estaba entera.
- Estoy bien, chicos...no es nada – dije para calmarlos – Sólo es una herida de guerra.
- Han sido más de diez puntos entre costilla y costilla – murmuró Edward – sí es para tanto, ahora mismo te llevamos a casa...
Se acercó a mi para ayudarme, pero me aparté de él. Me miró confundido, aún así volvió a acercarse a mi. Yo me volví a separar. Era lo mejor...esto es lo mejor que puedes hacer para no sufrir más...
- Sólo quiero ayudarte...
- Pero yo no quiero tu ayuda, no...no me toques, por favor...
Uyyy, Bella está confundida...

EN EL PRÓXIMO CAPITULO
- En serio, Edward...¿Qué haces aquí? Puedo entender que Alec se quede conmigo...pero, ¿y tu? - se sentó en el sofá a mi lado, demasiado cerca para mi bien.
- ¿No puedes entender que estoy preocupado por ti, Bella? - se pasó la mano por el pelo.
- No debes preocuparte por mi – dije mientras me tragaba mis pastillas.
- Pues lo hago y es lo que hay. Si no te gusta lo siento...

13/6/12

CAPITULO 17 HABLANDO CON EL ENEMIGO

CAPITULO 17 HABLANDO CON EL ENEMIGO

El viaje se me hizo eterno, el peor trayecto en coche de mi vida. Bella no reaccionaba ni a mis palabras ni a mis caricias y la herida la seguía sangrando. Sentir la sangre de Bella entre mis dedos era una de las peores sensaciones que había sentido a lo largo de mi mísera vida.
En cuanto llegamos a la puerta de urgencias, los parámedicos que nos vieron trajeron rápidamente una camilla y me arrebataron a Bella de los brazos. Hice amago de ir tras ellos, pero una amable enfermera me lo impidió.
- No puedes pasar, hijo – me dijo la mujer – Tienes que dar los datos de tu amiga en admisión – me miró de arriba abajo - ¿Estás bien? ¿Estás herido? - negué con la cabeza porque era incapaz de hablar – Bien, en cuanto el médico sepa algo os avisaremos.
Me derrumbé impotente sobre una de esas sillas tan incómodas de la sala de espera de urgencias. ¿Por qué tenía la sensación de que con Bella siempre llegaba tarde? ¿Por qué tenía la sensación de que siempre iba un paso más atrás? Emmet se sentó a mi lado y me pasó una mano por el hombro.
- He llamado a Rose...y Jasper viene en camino – me miró muy serio...hacía tiempo que no le veía así – Se va a poner bien, Edward...es una chica fuerte...
- Joder – susurré. Las lágrimas picaban en mis ojos – Espero que al menos le hayas dado su merecido al hijo de puta ese...
- Yo no he hecho nada absolutamente, cuando he llegado allí me he encontrado con la escena como lo has hecho tu...Bella se las ha apañado solita – le miré con los ojos desorbitados – Tu chica le ha sacudido un taconazo entre ceja y ceja...
- Emmet...¿por qué has dicho mi chica? - pregunté con pena – Ella no es mi chica...y lamentablemente nunca lo será.
- Para mi es tu chica – murmuró – Fuimos unos cabrones con ella, eso seguro que no nos lo perdona ni a ti ni a mi...pero se te olvida un detalle. Ella llevó a tu hijo dentro...podría haber abortado de manera voluntaria en sus circunstancias, pero no lo hizo. Ella quería a ese niño...y creo que en esos momentos también te quería a ti – asentí asimilando las palabras de Emmet – Se que a ti te gusta...te gusta mucho...
- Más de lo que quisiera...no solo me gusta...desde que me acosté con ella hace unos días no puedo sacármela de la cabeza. Estoy jodido, eso es jodido...
- Creo que todo se va a solucionar, Edward...y ella se va a poner bien, ya lo verás...
Pasamos unos minutos en silencio en los que no supimos nada ni tuvimos noticias nuevas...hasta que entraron los chicos. Jasper venía con Alice del brazo y Alec con Rose. Esta última cuando vio a Emmet corrió a sus brazos y comenzó a llorar más fuerte. Sinceramente me sorprendió que Bella le omitiera a su amiga la parte en la que nos comportábamos como unos cabrones cuando contó su historia. Mucho me temía que era para que Rose no se entarara de nada; si Rose se entaraba algún día de lo capullo que pudo llegar a ser Emmet se le rompería el corazón...demasiados corazones rotos por el momento...
Los chicos se enzarzaron en una conversación llena de exclamaciones y preguntas sin respuesta. Los oía hablar, pero no les prestaba atención, no me interesaba. Sólo era consciente del paso del tiempo sin noticias.
- Edward – ma llamó Alec – Ve al baño.
- ¿Qué?
- Estás lleno de sangre – me señaló las manos. En efecto, tenía las manos llenas de sangre, de la sangre de Bella – Venga, ve. No pasa nada – me sonrió amistosamente, pero yo no quería moverme de allí por si salía en médico con noticias - Te acompaño – dijo finalmente.
Alec me cogió del brazo y me arrastró hasta el baño de la sala de espera. En otros momentos le habría dado un manotazo, pero no era ni el lugar ni el momento para empezar una pelea de niños. Me sentía como las dos amigas que van juntas al baño en una discoteca...Me miré las manos antes de empezar a lavármelas, viendo como la sangre de Bella caía por el desagüe...
- Edward...quiero aclararte algo – miré a Alec de soslayo – Quiero que sepas que entre Bella y yo no hay nada...y nunca lo habrá...
- ¿Se puede saber por qué me dices eso ahora? - la pregunté sin ganas.
- Porque tu piensas que estamos liados...o que lo hemos estado. Bella para mi es una grandísima amiga, nada más – dijo con sinceridad, aunque yo no salía de mi asombro – Se que te gusta, eso es evidente...He sentido tu mirada atemorizante sobre mi nuca todas y cada una de las veces que hemos coincidido. Así que, tranquilo...Bella está soltera...
- Gracias por la aclaración...supongo. Aunque que no esté contigo no quiere decir que esté soltera...James – gruñí su nombre...
- James...ese chico no tiene nada que hacer con Bella, creéme...
- De todos modos...Bella jamás me querrá tener a su lado. Fui un cabrón con ella...por mi culpa abortó y...
- Hey, para...Bella no abortó ni por tu culpa ni por la suya...Son cosas que pasan, joder...Cuando Bella entienda ese punto cambiarán mucho las cosas – Alec me palmeó el hombro.
- ¿Tu crees? - asintió – Estoy muerto de miedo – susurré.
- Es normal, tienes sentimientos...Anda, vamos fuera a ver si hablamos con el médico...
Tuvimos que esperar dos horas más hasta que al fin el médico pudo salir a informarnos. Para esas alturas, la gran mayoría de la plantilla del Forbidden estaban en la sala de espera, incluído Sam, el jefe. El pobre estaba tan asustado como cualquiera de nosotros.
- Chicos, lamento no haber podido hablar con vosotros antes. Las urgencias están saturadas por el accicente...Isabella está estable, la herida no es profunda ni ha afectado a ningún órgano, aunque ha necesitado diez puntos de sutura – se pudo oir un suspiro generalizado – Lo único que me preocupa es su tensión y el estado de nervios en el que ha entrado cuando se ha despertado. La hemos tenido que poner un tranquilizante...ahora mismo está dormida. De todos modos la vamos a tener un día en observación por si acaso.
- ¿Mañana se podrá ir a casa? - preguntó Rosalie mientras se limpiaba las lágrimas de la cara.
- Si todo va bien, sí. Pronto tendreis a vuestra amiga en casa.
- ¿Podemos verla? - pregunté.
- Está dormida y con los calmantes que la hemos puesto no va a despertar pronto...pero puede pasar un acompañante – sentí mi ánimo decaer. Esta era mi oportunidad para estar cerca de ella...aunque éramos muchos y...
- Adelante – me animó Alec – ve a verla, nosotros podremos verla dentro de unas horas.
- ¿No os importa? - los chicos negaron al mismo tiempo.
- Muy bien, acompáñame – me dijo el médico.
- Espero que no me tire el otro zapato a la cabeza – dije mientras seguía al doctor. Él se rió.
- Pues le ha provocado un traumatismo craneoencefálico leve...tu novia le ha dado fuerte.
No es mi novia – ni yo mismo se lo que es ahora mismo.
- Oh, lo siento...Bueno, antes de entrar te informo de que – miró el papel – Demetri Denali está en observación custodiado por dos agentes de policía, en cuanto le demos el alta será arrestado. No la despiertes, ¿de acuerdo? - asentí – Necesita descansar. Si se despierta avisa a una enfermera y pasaremos en seguida.
Asenté mientras nos estrechábamos las manos. Cuando se fue el doctor me quedé mirando la puerta con la sensación de estar solo ante el peligro. Vamos, Edward...no te puede pegar, está dormida...suspiré antes de entrar y con lentitud abrí la puerta. Era una habitación en la que había dos camas; la más cercana a la puerta estaba vacía. Bella estaba en la cama que daba a la ventana. Según me iba acercando me di cuenta de que tenía una vía conectada a su brazo y un indicador de la presión en su dedo índice. Tenía los ojos cerrados y en su cara no tenía ni pizca de maquillaje. Me acerqué en silencio a su cama y comprobé que su respiración era estable y calmada. Llevaba puesta una de esas batas horribles de hospital, aunque hasta con esa prenda descolorida estaba hermosa. Cómo me gustaría acariciar su rostro, como me gustaría besar esos labios...Estuve tentado a pasar mis dedos por sus mejillas, pero no me atreví; me daba la sensación de estar traspasando una línea invisible, no podía tocarla sin su permiso...Me limité a sentarme en el sillón al lado de su cama y a observarla mientras dormía...
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Estaba a gusto, muy a gusto. Por primera vez en mucho tiempo estaba teniendo un sueño profundo, placentero y sin pesadillas...hasta que fui a girarme y sentí un tirón en el brazo seguido de un dolor agudo. Abrí los ojos de golpe...y me sorprendí al ver que no estaba ni en mi cama ni en mi habitación. Tenía puesta una aguja en el brazo, de ahí el dolor al moverme. Estaba en una cama pequeña con sábanas blancas y ásperas y en una habitación en la que tan sólo podía sentir la luz del amanecer filtrándose por la ventana. Entonces me acordé de lo que me trajo hasta aquí; aquel puñetero atracador en aquel callejón de mierda. Me llevé la mano instintivamente a la costilla que me había dañado...no me dolía, pero me molestaba. Además tenía un vendaje...Me incorporé para ver qué demonios me había hecho cuando oí la voz que menos me esperaba oir.
- Yo que tu no me tocaría la herida. Te han dado diez puntos.
Emmet estaba sentado en el sillón de acompañante al lado de mi cama. Tenía en sus manos una revista de coches y en la mesita auxiliar había varios vasos de plástico con restos de lo que parecía café. Miré detenidamente a Emmet. No había ni rastro de burla en su cara como tantas otras veces en el pasado, ahora me miraba preocupado...y con algo de miedo.
- ¿Estás bien? - aún estaba sin palabras, así que no le contesté – Eh...voy a llamar al médico, nos dijo que en cuanto te despertases quería venir a verte...
Se acercó al teléfono que había en la mesilla y presionó una de las teclas. Al momento se oyó una de las enfermeras informando que en un rato pasaría el médico. Emmet colgó y me miró a la espera de alguna reaccioón por mi parte.
- ¿Qué haces aquí? - fue lo primero que se me ocurrió decir.
- Bella, anoche sufriste un ataque, te clavaste una navaja en el costado y...
- Me acuerdo perfectamente de todo eso, creéme...- Ememt entendió por donde iba. Suspiró mientras se volvía a sentar.
- Jasper ha llevado a las chicas a casa de Alice, necesitas ropa para cuando recibas el alta...Y Edward está en la cafetería, comiendo algo. No quería moverse de aquí hasta que despertaras...pero lleva aquí toda la noche, sin dormir y sin moverse de tu lado y...
- ¿Edward ha estado aquí...todo el tiempo? - pregunté sorprendida. Entonces me acordé de su voz lejana pidiéndome que no le dejara...que no me fuera de su lado...
- Toda la noche – repitió.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué no se lo preguntas a él? - suspiró de nuevo – Mira, no soy quien para decírtelo...pero esta noche he visto a Edward realmente acojonado...por ti. Le he visto desquiciado y temeroso...le he visto llorar – dijo totalmente serio.
- No se que decir – dije mientras volvía a acomodarme en las almohadas.
- No tienes que decir nada...Bella, se que lo que te voy a decir no va a servir de nada – le miré fijamente a los ojos – Lo siento, siento mucho todo lo que te pasó, de todo corazón.
- Emmet, mira no...
- Callate, por favor. Deja que te lo diga – suspiré y le dejé continuar – Si alguien tiene la culpa de todo lo que te pasó ese soy yo – abrí mucho los ojos – Fui yo el que propuse la broma, fui yo el que le animé a Edward a enseñar las fotos y el video...fui yo el primero que me reí de ti. Joder...lo del bebé no tenía que haber pasado...Jamás me imaginé que esa putada que te hicimos iba a llegar tan lejos. Quizás pueda sonar duro lo que te voy a decir...pero nuestra intención jamás fue hacerte sufrir de esa manera, eso no tenía que haber pasado...- se pasó la mano por el pelo corto – Puedo pedirte perdón mil veces, aunque se que será en vano...Dios, esta noche me he parado a pensar y, ¿sabes qué es lo que más me asombra de ti? Podrías habernos echado a patadas de nuestro trabajo, pordrías habernos hecho la vida imposible...le podías haber contado a Rose toda la verdad sobre la historia...y no lo hiciste – susurró – Me he dado cuenta de que eres una tía de puta madre, Bella.
- No me hagas cumplidos, Emmet – espeté.
- Es la verdad. Y por eso me siento aún peor, porque le jodimos la vida a alguien que no se lo merecía en absoluto.
- Nadie se merece que le jodan la vida – murmuré.
- Lo sé...lo sé ahora que he madurado, Bella. Ahora mismo no podemos ver las cosas que la misma perspectiva que antes. Antes eras una chica tímida, retraída...entrada en kilos...ahora mírate. Tu aspecto ha cambiado, tu interior ha cambiado, te has hecho más fuerte por lo que has tenido que pasar...
- ¿Estás dando a entender que me vino bien lo que me pasó? - dije tensa.
- Para nada, no me estás entendiendo...A lo que voy es que nosotros antes éramos los populares, los graciosos, los guapos...todos nos querían a su lado. Míranos ahora. Pasamos desapercibidos en nuestro trabajo, ya no somos tan graciosos...ahora no somos nadie. Nosotros, los populares, no somos nadie. Tú, la impopular, la chica que eral el blanco perfecto para las bromas, es la chica guapa y conocida que todos desean...La vida nos cambia, Bella.
- Creo que estás divagando, Emmet – sorprendentemente él se rió.
- Puede ser. La conclusión que saco es que Edward, a petición mía, te jodió la vida sin tener en cuenta las consecuencias que podría tener. Ahora ese chico está loco por ti – abrí mucho la boca – El otro día, cuando estuvisteis juntos...- por su mirada suoe que estaba hablando de nuestro encuentro en el despacho – él no quería solo sexo de ti, Bella. Te quería a ti. Edward sería el chico más feliz del mundo simplemente con que le sonrieras...
No me dio tiempo a contestarle ya que el médico entró. Emmet salió de manera discreta de la habitación dejándome confundida completamente. Nunca había visto a Emmet tan serio y directo; no se si es que estaba sensible por todo lo que me había pasado, pero sus palabras me habían tocado la fibra...
- Vamos a ver esta herida – dijo el médico. Me abrió el apósito y me examinó – Cuando te demos el alta tendrás que hacerte curas en casa, ¿de acuerdo? - asentí – En cuanto terminen los medicamentos que te estamos metiendo por vena podrás irte a casa.
- Gracias – murmuré.
- Por cierto, dentro de un rato vendrá un inspector de policía a tomarte declaración. El hombre que te hizo esto ya está en el calabozo.
- Está bien, mejor quitarme de encima ese peso...
Voy a decirles a tus amigos que pueden pasar...
Apoyé de nuevo la cabeza sobre las almohadas. No me dolía nada gracias a la medicación que me estaban metiendo por la vía, pero me sentía rara y extraña después de las palabras de Emmet. Me sentía cansada y sin saber qué hacer...Entonces olí ese conocido aroma dulce y varonil al mismo tiempo...Ese olor me indicaba que Edward estaba conmigo. Agradecí el hecho que el doctor me retirara el indicador de las pulsaciones, ya que tenía en corazón desbocado. Suspiré hondo y le miré a los ojos verdes. Esta era la primera vez que miraba a Edward sin sentir odio hacia él...
Mmmm, conversación entre Emmet y Bella.

EN EL PRÓXIMO CAPITULO
De repente me encontré con su mirada marrón a escasos centímetros de mi cara; no parecía sorprendida de verme allí...ni tampoco parecía que fuera a ahogarme con el cable de la vía.
- Lo siento – susurré – Pensé que estabas despierta...no era mi intencuón molestarte...
- No me has cuanto has entrado por la puerta he sabido que eras tu – murmuró.
- ¿Cómo lo has sabido? - me senté en el sillón y me incliné hacia la cama.
- Por tu olor...podría reconocer tu olor a distancia...

8/6/12

CAPITULO 16 NOCHE VIOLENTA

CAPITULO 16 NOCHE VIOLENTA

Los días siguientes a ese suceso fueron muy extraños. Era sutil pero algo había cambiado entre Edward y yo, aunque apenas volvimos a cruzar palabra. Ahora sentía que el dolor no era sólo mío, ya no era unilateral; Edward no estaba como antes, parecía cansado, arrepentido y superado por los acontecimientos. Ya no caminaba yo sola con el dolor, ahora éramos los dos. No volvió a suplicarme el perdón, porque sabía que era inútil a estas alturas...a partir de ese momento lo comprendió todo.Y la actitud Emmet también cambió. Le veía que tenía ganas de hablarme, en varias veces le pillé haciendo el amago de decirme algo, pero simplemente le ignoraba, no me apetecía ni verle ni oirle, al menos por el momento. Yo no estaba en mi mejor época...Así que decidí volcarme de nuevo en el trabajo.

La fiesta de Alice y la publicidad extra hicieron que la afluencia de público fuera aún mayor, así que las noches era agotadoras y larguísimas. Justamente esa noche, después de hacer mi número, me encerré en el despacho de Sam a hacer números. El local había alcanzado su propio record en cuando a ganancias se refería. En la caja fuerte del despacho había una gran cantidad de dinero en metálico que debería de haber ingresado hacía días, pero con todo el jaleo se me había hecho imposible. Ahora mismo, sin ir más lejos, parecía la mesa de un mafioso, llena de billetes de los grandes.
Unos golpecitos en la puerta me distrajeron de mi tarea y me preparé para lo peor. Este despacho y este escritorio en concreto habían visto demasiadas cosas en muy pocos días gracias a mi poca delicadeza en cuanto a chicos. Primero usé a James para olvidar a Edward...y luego usé a Edward para que me olvidara...La puerta finalmente se abrió, entonces comprendí que no era peor...era lo siguiente.
- ¿Qué se te ofrece, Tanya? - dije con sorna.
La rubia llevaba una camiseta que pedía guerra a gritos enseñando sus prótesis de silicona como si fuera un escaparate andante. Ella se quedó en silencio mirando la mesa llena de billetes. Tuve que toser para atraer su atención.
- Eh...sí – me miró y me sonrió de manera falsa – Los chicos de seguridad se están preguntando si bajarás con la gente...
- Diles que hoy no puedo hacerlo...tengo trabajo atrasado – dije secamente.
- Vale...eh...guau – dijo señalando la mesa - ¡Qué de dinero! ¿No? ¿Vas a ingresarlo o lo vas a dejar aquí? - levanté una ceja ante la repentina curiosidad de Tanya.
- Voy a ingresarlo, aquí hay demasiada hiena suelta. Esto – señalé la mesa – no duerme esta noche aquí – la miré dejando claro que no me fiaba ni un pelo de ella.
- Oh, claro – dijo con inocencia – Me voy a trabajar – y me sonrió.
Rubia idiota y oxigeneda...Estaba cansada de todo, así que empecé a recoger mis cosas para largarme a casa; no estaba de humor para seguir manejando los problemas del Forbidden, así que recogí el dinero, lo guardé en un lugar seguro y avisé a Jacob de que esta noche él sería el encargado de cerrar...sólo esperaba que al día siguiente no me encontrase el local en llamas por dejarlo en manos de los chicos.
Eran las tres de la mañana, más o menos, y esta vez había dejado el coche un poco más lejos de lo habitual. Era temporada alta, así que la zona estaba por completo atestada de coches y de gente, menos en el callejón apartado donde tenía que haber dejado el coche. Todo estaba muy solitario por esta parte...Me apresuré hacia mi coche...aunque no estaba sola. De pronto sentí una presencia a mis espaldas, me sentía observada. Ignoré a quien quiera que fuese deliberadamente, hasta que escuché un sonido metálico detrás de mi. Me giré muy despacio y vi a un hombre con una careta blanca, como si fuera el fantasma de la ópera. En otro momento me habría resultado hasta gracioso pero lo cierto era que el corazón se me contrajo de miedo cuando vi a ese hombre alto y fuerte.
- Hola, preciosa – susurró a través de la máscara mientras avanzaba hacia mi.
Oh Dios...esto no era bueno...A medida que avanzaba ese hombre más nerviosa me ponía y más rápido bombeaba mi corazón...lo peor de todo es que no podía mover ni un sólo músculo, me había quedado paralizada por completo. Y fue a peor cuando comprobé que el ruido metálico que había oído anteriormente había sido provocado por una navaja. El hombre se acercó aún más a mi con el arma en alto.
- Tienes algo que me interesa – me miró de arriba abajo – Aunque pensándolo bien igual hago un dos por uno y me llevo algo de carne a la boca.
Me sentí desfallecer cuando oí sus palabras. Miami no era ni de lejos la ciudad más segura del mundo, pero en los más de cuatro años que llevaba viviendo aquí jamás me había pasado algo parecido. Miré a ambos lados de la calle sopesando mis posibilidades. No pasaba ningún coche ni ninguna persona...no había nada a lo que aferrarme. Agarré fuertemente las llaves de mi coche que llevaba en la mano y me lancé rápidamente a la puerta intentando abrirla...en vano, he de decir, porque el sujeto me atrapó por detrás y me agarró las manos tan fuerte que hizo que las llaves se me calleran al suelo por el dolor. El tipo pegó completamente su cuerpo al mío y me susurró al oído.
- Se buena y dame el bolso con todo ese dinero antes de que raje tu precioso cuerpo. Sería una pena que le quedasen cicatrices a una chica como tu, ¿no? - y acto seguido metió su nariz en mi cuello. Me estremecí cuando noté su asqueroso aliento sobre mi piel.
Tiré el bolso al suelo ya que aún me tenía fuertemente agarradas ambas manos. Como si fuera un resorte él se agachó a coger el bolso de manera precipitada. Idiota. En ese momento aproveché para darle una patada en esa parte que los diferencian de las mujeres...en los huevos. El hombre gritó de dolor, cosa que agradecí; si se oía alboroto había muchas más posibilidades de que alguien viniera en mi ayuda, ¿no?
Pues no. El tipo enorme tardó segundo y medio en recuperarse. Rápidamente se avalanzó sobre mi con la navaja en lo alto de su cuerpo, listo para atacar y con la mirada furiosa a través de la máscara. Me derribó haciendo que todo el peso de su gran cuerpo me aplastara, dejándome momentaneamente sin aire. En ese momento aprovechó para coger el bolso y para asestarme un cuchillazo que afortunadamente esquivé por los pelos. Aproveché su confusión para girarnos, aunque él volvió a ser más rápido que yo e hizo que rodáramos. Ahogué un grito de dolor cuando me hice daño en la costilla.
En uno de los forcejeos vi a lo lejos a otro hombre, alto y fuerte también, que gritaba en nuestra dirección mientras movía los brazos. ¿Acaso venían refuerzos para este capullo? Mi atacante también miró en dirección a aquel hombre. Tanteé con la mano por el suelo en busca de algo para golpearle cuando toqué uno de mis tacones que había perdido durante el forcejeo. Lo agarré y le di de lleno en la cabeza, con todas mis fuerzas...tan fuerte que perdió el conocimiento en el acto. Suspiré mientras apoyé la cabeza en el suelo sin importarme nada más que el dolor que sentía en el costado.
- ¡Hey! ¡Hey! - joder, me había olvidado del otro hombre...agarré el zapato con fuerza y abrí los ojos...me sorprendí cuando vi que era Emmet – Tranquila, tranquila...soy yo – dijo con las manos en alto - ¿Qué ha pasado aquí? - dijo mirando las escena con horror mientras me levantaba del suelo con cierta dificultad.
- Este hijo de puta – dije sin aliento. La costilla me dolía horrores – Ha intentado robarme – Emmet se agachó y comprobó su pulso.
- Le has dejado KO – me miró de arriba abajo - ¿Estás bien?
- Sí...supongo...
- Tienes sangre en las manos – murmuró.
- No me jodas, Emmet...no me lo digas que me mareo...- dije sudando frío – Debe de ser de este cabrón...
- Bella – susurró – Este tío no está sangrando...
- ¿Qué? - dije intentando enfocar mi mirada ya que empezaba a verlo todo borroso.
- La sangre...joder, ¡Bella! - gritó - ¡La sangre es tuya! - dijo señalando mi costado. Miré hacia abajo y vi que mi vestido estaba rasgado...y manchado de sangre...
- Dios...- susurré antes de sentir que el suelo se movía bajo mis pies.
·
OoOoOoOoOoOoOoOoOoO
·
La noche como camarero se me estaba haciendo especialmente larga; en estos momentos sólo tenía ganas de meterme en la cama y de acurrucarme como un niño pequeño. Me sentía abrumado y jodidamente mal. Enterarme de lo que realmente había pasado Bella me provocaba un dolor horroroso en el pecho; yo había dejado embarazada a Bella y me tenía que enterar cinco años después y encima para saber que todo había salido de la peor manera posible.
Era horrible, todo era horrible...Bella tenía razón. Si yo no hubiera sido tan hijo de puta y hubiera estado con ella nada de eso habría pasado. Lamentablemente ya nada se podía hacer para enmendar ese fatal error. Nada puedes hacer para cambiar los hechos pasados...pero se me quedaba en el cuerpo un malestar que no había sentido en mi puta vida. Me merecía absolutamente todo el odio que Bella sentía hacia mi, ahora...justo ahora entendía muchas cosas.
Y a ese sentimiento de falta y a mi dolor se sumaba otro asunto...después de esto, después de que Bella me contara toda la verdad veía muy dificil cualquier acercamiento con ella. Quería hacer que no se sintiera mal, quería borrar ese gesto triste de su cara...pero era totalmente imposible porque el causante de sus males era yo mismo. Con Bella estaba atado de pies y manos y amordazado, era imposible hacer nada...
Así que me tenía que conformar con verla a lo lejos. Observé embobado el movimiento de su cuerpo al bailar, esa sensual danza a la que nos tenía acostumbrados, esas curvas perfectas...aunque después de su actuación no volvió como lo hacía normalmente. Ella se paseaba entre la gente, charlaba con ellos...pero hoy no, seguramente estaría en el piso de arriba. Me sentí tentado a ir a su despacho, pero teniendo en cuenta cómo acabaron las cosas la última vez que estuve allí...a Bella no le iba a hacer mucha gracia mi presencia. De todas formas no me atrevía a verla a solas. No podría aguantar de nuevo sus ojos tristes y acusadores sobre mi...así que me centré en mi trabajo, poniendo copas. Pude ver a Bella marcharse del local cuando aún no eran las tres de la mañana. Empecé a preocuparme como un idiota...¿estaría bien? ¿Por qué se marchaba tan pronto? ¿Se encontraría bien? Aún estaba comiendome la cabeza un rato después cuando noté movimiento extraño por el local. Quil, que este noche era uno de los encargados de la puerta, entró pálido buscando a gritos a Jacob.
- ¡Joder! ¡Jacob! ¿Dónde coño está Jacob? - preguntó a todos los camareros.
- Me ha parecido verle subir las escaleras...estará revisando el piso de arriba – dijo Connie - ¿Pasa algo?
- ¡Bella! ¡Es Bella! - gritó.
- ¿Qué pasa? - dije tenso mientras soltaba el vaso que tenía en la mano.
- ¡La han atacado! ¡Está sangrando! - al oir esas palabras empecé a verlo todo rojo mientras salía de forma apresurada de la barra.
- ¿Dónde? ¿Dónde está? - dije tomando a Quil por los hombros para que reaccionara.
- En el callejón...Emmet está con ella...pero necesitamos ayuda...
Salimos rápidamente a la calle ante la preocupada mirada de nuestros compañeros y algunos de los clientes. Quil me guió hasta un callejón de mala muerte en el que podía ver aparcado el coche negro de Bella. El espectáculo era horrible; había un hombre tirado en el suelo seguramente inconsciente debido a un gran golpe que tenía en la cabeza, aunque no le podía ver bien la cara por una careta que se la tapaba parcialmente. A un par de metros estaba Bella tirada en el suelo, sin zapatos, con el pelo revuelto y lívida. Estaba tan blanca como cuando estábamos en Forks y tenía los ojos cerrados. Emmet estaba agachado junto a ella con cara de preocupación.
- Edward – me dijo mientras taponaba una herida.
- ¿Qué ha pasado? - pregunté mientras me agachaba y colocaba su cabeza en mis piernas. La toqué el cuello para comprobar su pulso...estaba tan acelerada que temía que entrara en shock.
- Antes de caerse al suelo me ha dicho que ha intentado robarla – señaló al tipo que estaba a escasos metros de nosotros – Estaba fumando en la calle cuando he oído jaleo y he venido para acá...y me he encontrado con esta horrible escena.
- ¿Has llamado a la ambulancia? - le pregunté mientras le acariciaba la cara a Bella con dulzura - ¿Qué tiene, Emmet? - dije desesperado.
- Tiene un corte, pero no se si es profundo o no – dijo mi amigo mientras seguía taponando la herida sin dejarme ver el alcance.
- Mierda, ¿dónde está la puta ambulancia? - grité a ambos lados.
- Va a tardar, joder...- dijo Quil mientras colgaba el teléfono – Ha habido un accidente múltiple en Palm Street y está todo colapsado.
- ¡Joder! ¡Nos la llevamos nosotros! ¡Vámonos de aquí! - levanté a Bella del suelo y la cogí entre mis brazos.
- Vamos en el Jeep...cógela con cuidado, Edward...no sabemos si es grave – dijo Emmet mientras iba a por el coche.
- ¿Qué coño pasa aquí? - preguntó Jake que venía corriendo – Oh, Dios...- murmuró al ver a Bella entre mis brazos - ¿Qué demonios...?
- Que te lo explique Quil. Y ese desecho humano que no se mueva de ahí – señalé al atracador – Ahora nos vamos al hospital. ¡Ya! - grité. De refilón pude ver a Jake totalmente pálido.
Una vez dentro del Jeep acomodé a Bella lo mejor que pude en el asiento trasero. Coloqué su cabeza en mi regazo para que estuviera lo más cómoda posible y seguí presionando la herida que seguía sangrando. No quería ni verlo...no quería separar mis manos de su cuerpo y comprobar que lo que le había hecho ese cabrón era grave...No podría soportar que a Bella le pasara algo malo...De nuevo sentí las lágrimas recorrer mis mejillas, esta vez de miedo...¿Qué haría yo si a Bella la pasase algo?
Uyyyy,comenten(;

EN EL PRÓXIMO CAPITULO
- Tú, la impopular, la chica que era el blanco perfecto para las bromas, ahora es la chica guapa y conocida que todos desean...La vida nos cambia, Bella.
- Creo que estás divagando, Emmet – sorprendentemente él se rió.
- Puede ser. La conclusión que saco es que Edward, a petición mía, te jodió la vida sin tener en cuenta las consecuencias que podría tener. Ahora ese chico está loco por ti – abrí mucho la boca – El otro día, cuando estuvisteis juntos...- por su mirada supe que estaba hablando de nuestro encuentro en el despacho – él no quería solo sexo de ti, Bella. Te quería a ti. Edward sería el chico más feliz del mundo simplemente con que le sonrieras...

5/6/12

CAPITULO 15 LA CRUDA REALIDAD

CAPITULO 15 LA CRUDA REALIDAD

El único motivo que me impulsó a ir a la barbacoa de Rose fue el poder ver a Bella de nuevo. No estaba en mi mejor momento; me había pasado toda la noche bebiendo a morro de la botella...y toda la mañana en el baño vomitando. Apenas había dormido y tenía un par de preciosas ojeras debido a ello. Ver esta tarde a Bella con ese bikini blanco me estaba llevando a la locura, contrastaba con el tono de su piel, la misma que anoche acaricié mientras la tenía entre mis brazos...Bella hablaba y se reía con los chicos, pero era evidente que tampoco se encontraba bien de ánimo. Por ser un puto ansioso ahora nos encontrabamos de nuevo en esta incómoda situación. Debería haberme cortado los huevos antes de hacer lo que hice ayer.
Durante toda la tarde estuve atento a cada movimiento de Bella; no le prestaba atención a la comida, no tenía hambre...y cuando Alice empezó con la coña de la santería cubana de lo único que tenía ganas era de echarme a dormir y desconectar de todos; no podía ver a Bella y no acercarme a ella. Necesitaba...necesitaba su boca en la mía...
Empecé a mostrar un poco más de interés cuando Alice le hizo a Bella eso de la bola. Preguntó por su familia...y, sinceramente, esperaba poder enterarme de algo. Aún seguía sin soltar palabra de lo de sus padres. Alice le dijo que veía a una mujer rubia llorando...Renée, la madre de Bella era rubia...pero que se alegrara, que iba a ser madre de una niña. Su primer bebé sería una niña...por un momento me creí esa chorrada y me imaginé a ese bebé, seguramente tan preciosa como ella y con esos ojos marrones. Y me sorprendí a mi mismo envidiando al hijo de puta que resultara ser el padre de ese bebé. Nunca antes había pensado en tener hijos y mucho menos en casarme, pero pagaría por todo el oro del mundo por poder pertenecer de alguna de esas manera a Bella...Dios, de imaginarme a un indeseable como James siendo el padre de esa niña...se me revolvía el estómago. Miré de reojo a Bella y me tensé, algo iba mal...estaba pálida.
- No puede ser – susurró – No, no, no...
- ¿Por qué? ¿Qué problema tienes? - preguntó Alec.
- Mi primer bebé no puede ser una niña. ¡Joder! No puede ser – gritó – No puede ser porque mi primer bebé fue un niño.
Entonces rompió a llorar de manera desconsolada, fui espectador directo de cómo Bella se derrumbaba delante de todos nosotros. Unas gruesas lágrimas le caían por las mejillas partiéndome el corazón. Iba a moverme hacia ella cuando su llanto de repente paró; creo que en esos momentos fue consciente de las palabras que habían salido de su boca...así que sin más salió corriendo de allí hasta la parte trasera de la casa. Cielos...¿Bella con un bebé? ¿Cuándo? ¿De quién? Y lo más importante...¿dónde estaba ahora ese niño?
- ¿Qué coño acaba de pasar aquí? - preguntó Emmet.
- No tengo ni puñetera idea – respondió Rose – Joder...si Bella...si ella hubiera estado...me lo habría contado, ¿no?
- Dejadla tranquila – dijo Jasper con tranquilidad – Necesita desahogarse...
- ¿Tú sabes algo? - le señalé con el dedo - ¿Sabes algo? - volví a repetir.
- Cálmate, Edward – espetó.
- Lo siento...lo siento tanto...no era mi intención provocar esto, en serio – dijo Alice muy afectada.
- Tu no has provocado nada...esto era algo que tarde o temprano tenía que pasar...
- Jasper – le llamé – dime lo que sepas, por favor...
- Oh Dios, oh Dios – murmuró Alec. Todos le miramos, por el gesto de su cara parecía que había descubierto vida extraterrestre – Es eso...creo saber de qué va la historia – me miró – creo...creo que deberías de hablar con ella...
- ¿Yo? Oh, vamos...me odia...¿Crees que dejará que me acerque a ella? Con toda seguridad querrá pegarme...y te aseguro que me dejaría atizar porque me lo merezco...
- No – me cortó Jasper – Alec tiene razón...Ya va siendo hora de que hables con ella...
¿De qué demonios me estaban hablando? Sinceramente todo lo que quería hacer era acercarme a ella y dejar que llorara en mi hombro, quería consolarla de lo que fuera que la hubiera pasado...pero no me atrevía. Sabía que me rechazaría...y ese rechazo dolería como si me clavaran agujas en el alma. No sabía si estaba preparado para eso teniendo tan reciente nuestro encuentro, quizás sería demasiado para mi...Miré a los chicos y me encontré con cinco caras interrogantes. Jasper asintió con la cabeza para darme ánimos, así que me encaminé por donde Bella se había marchado. Sentía un horrible estado de nervios por al revelación de Bella...por alguna razón sabía que la explicación de los males de Bella era horrible.
Bordeé esa parte de la casa que no conocía hasta encontrar un pequeño jardín con un camino que daba directamente a la playa privada de la casa de Rose. Atravesé la verja cuando vi a Bella cerca de la orilla. La luz del crepúsculo iluminaba a trasluz su pelo y sus contornos, estaba sentada, con sus rodillas encogidas en el pecho...abrazándose a sí misma. El viento despeinaba sus cabellos y escondía sus sollozos, pero podía notarlos. Cuando me senté a su lado y me miró dio un respingo y sollozó aún más fuerte. Sinceramente no me esperaba ver a la nueva Bella tan hundida y débil; ahora mismo no había rastro ninguno de esa chica fuerte y con carácter en la que se había convertido Bella.
- No te voy a preguntar si estás bien...porque es obvio que no lo estás – suspiré – Sólo quiero...que sepas que me puedes contar lo que quieras.
- ¿Jasper te ha dicho algo? - susurró.
- No...sólo me ha dicho que ya es hora de que tu y yo hablemos – levantó su cara y con la leve luz del anochecer pude notar sus ojos hinchados. Me miró fijamente.
- Supongo que es verdad...es hora de que te lo diga. Total...ya he soltado la bomba, ¿no? Estoy segura de que no te va a hacer ninguna gracia escucharlo.
- ¿Qué pasa? ¿Es cierto lo del...bebé? ¿Es cierto que estuviste embarazada? - asintió - ¿Cuándo?
- Hace cinco años, Edward.
- ¿Qué? - pregunté confundido.
Entonces el entendimiento me golpeó como si fuera una bofetada. Dios santo...hace cinco años ella y yo...No, no, no, no...Yo había sido el responsable de aquello, eso que Bella le contó a Jasper...aquello horrible e imperdonable...Yo la había dejado embarazada. Sin saberlo había sido padre de un bebé...pero, ¿donde estaba ahora ese niño?
- Yo...yo...- balbuceé.
- Si lo que me estás preguntando es que si tu eras el padre...
- No – la corté - ¿Qué demonios pasó, Bella? ¿Qué pasó con...mi hijo? - en su cara se reflejaron el dolor y la confusión. Suspiró antes de hablar.
- Aborté – dijo con la voz rota por la emoción.
- ¿Abortaste?...¡Abortaste! - dije furioso - ¿Cómo que abortaste? Sin...sin contar con nadie...sin decirme nada...
Fue un aborto natural – dijo con voz gélida – Jamás se me hubiera ocurrido matar a mi hijo. Y créme que te digo que no eran las mejores circunstancias...estaba jodidamente sola – en esos momentos me sentí miserable...otra vez.
- ¿Qué pasó? - Bella se quedó callada – Por favor...necesito sabaerlo...
- Después de que tu amiguito y tu me gastarais esa bromita tan graciosa y con la que nos reímos tanto mis padres me echaron de casa – la mandíbula se me cayó al suelo – El puto vídeo y las putas foros las vieron prácticamente todo el pueblo...incluídos mis padres. Simplemente no tenían la fuerza suficiente para lidiar con una golfa por hija...
- Mierda...no...no era mi intención que pasara todo eso, joder...No sabía lo de tus padres, ellos dijeron que te habías ido a estudiar fuera...- me sentía enfermo por momentos.
- Lo pasé mal, Edward...Incluso dormí en la calle...Decidí que así no podía seguir, así que me fui a Arizona a trabajar. Semanas más tarde me enteré de que estaba embarazada...y decidí tenerlo...
- ¿Por qué? ¿Por qué no me avisaste? - me miró como si tuviera tres ojos.
- ¿Qué querías que hiciera después de lo que me hiciste pasar? ¿Después de la humillación por la que sufrí? ¿Llamar al cabrón más grande de todo Washington para decirle que iba a ser padre con la gorda Swan? Te habrías reído de mi en mi cara y tu y tu amigo le habríais echado más leña al fuego...No, gracias – espetó mientras miraba fijamente al horizonte cada vez más oscuro – Decidí que yo sola podría con todo...no te necesitaba a ti ni a mis padres para salir adelante...así que trabajé duro para poder mantener a mi bebé. Trabajé demasiado, así que una noche llegué muy cansada a casa y empecé a sentirme mal...casi me muero – susurró. Miré su silueta de perfil y por los espasmos de su cuerpo supe que estaba llorando. Intenté acariciarla el hombro pero me esquivó como si tuviera la peste – Me hicieron varias transfusiones, pero el bebé no lo consiguió...
- Mi hijo...un niño...mío – susurré – Joder, Bella...tendría que haberlo sabido...tenía derecho...
- ¿Que tenías derecho? ¡Y una mierda! No tenías derecho con lo que me hiciste pasar...
- Pero yo era el padre – dije desesperado - ¿Cómo crees que me siento ahora al saber que podría tener un hijo de cinco años?
- ¿Y tú como crees que me sentí cuando me dijeron que tenían que sacarme a mi bebe porque se había muerto? ¿Cómo crees que me sentí cuando volví a la habitación que tenía alquilada y vi la cama llena de sangre? ¿Cómo crees que me sentí al recibir la noticia de que ni siquiera podría tener un lugar en el que llorar a mi hijo? - lloró amargamente mientras se tapaba la cara con las manos – Tu te has enterado ahora, Edward...después de mucho tiempo. Era yo la que notaba cómo mi estómago crecía, era yo la que lo sentía dentro...Fue doloroso para mi, en lo único que pensaba era en mi niño, era mi mundo...mi todo...sin él ya nada tenía sentido, no quería vivir – apartó sus manos de la cara y me miró aún llorando – Te culpé, ¿sabes? Si tu me hubieras querido y no hubieras jugado conmigo esa noche no habría acabado así. Si tu hubieras estado a mi lado habría llegado antes al hospital y mi bebe se habría salvado...Pero no, estaba sola y todo por tu culpa...Espero que después de todo esto te sientas tan mal como yo lo he hecho durante tantos años...
Bella ahogó sus últimas palabras en un sollozo amargo. Por mi culpa...todo por mi culpa...Cuando me quise dar cuenta yo también estaba llorando. Ahora comprendía el dolor del que hablaba Bella; era un dolor insoportable que se instalaba en el pecho a la altura del corazón y que apenas me dejaba respirar. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Dónde había tenido la cabeza en esos momentos? Mientras mi hijo...mi hijo...no superaba el mal trance yo seguramente estaba de fiesta, poniéndome hasta el culo y enrollándome con alguna chica de turno. Lloré sin sentir ni una pizca de vergüenza mientras mi llanto y el de Bella se juntaron en la noche frente a la orilla de la playa...
OoOoOoOoOoOoOoOoO
No se cuanto tiempo estuvimos Edward y yo sentados sobre la arena y llorando, aunque ya era noche cerrada cuando los chicos vinieron a buscarnos; no dijeron nada por encontrarnos en ese estado. Suponía que si ellos no se habían dado cuenta por ellos mismos de la historía, Jasper se lo habría explicado por encima...pero sin extenderse en los detalles más escabrosos...tampoco hacía falta remover la mierda extendida por esos dos indeseables...
Era extraño; remover todo el tema me dolía, pero tener el conocimiento de que Edward estaba enterado de todo me hacía sentir una extraña calma...y una oscura satisfacción al saber que todo esto le estaba provocando dolor. Quería que supiera en sus propias carnes el peso que había tenido que cargar yo sola durante todo este tiempo. Lo que si me sorprendió fue una cosa...cómo se lo había tomado Edward. No dudó de mi palabra, no preguntó nada...simplemente asumió con una seguridad aplastante de que él era el padre...y realmente parecía abatido, parecía sincero el sentimiento de pérdida.
- Lo siento, Bella – dijo Alice mientras las chicas me acompañaban a la cocina para prepararme una infusión – Jamás pensé que mis palabras podrían provocar todo esto...
- No te preocupes. Lo tenía guardado desde hacía mucho aquí – me señalé el corazón – era cuestión de tiempo que explotara...
- ¿Cuestión de tiempo? - espetó Rose – Podrías habermelo contado, joder. Se supone que soy tu amiga...¡y tu vas y me ocultas algo como esto! No me lo puedo creer, creí que confiabas en mi...
- Y lo hago, Rose...pero cuando te conocí aún estaba muy reciente todo...y luego simplemente no tuve fuerzas para remover el pasado – me acerqué a ella y la abracé – Lo siento mucho...
- Idiota – me abrazó con fuerza – Yo si que lo siento...- me separó de ella y me miró a los ojos – Así que tu y Edward...
- Sólo fue una vez...– y otra en tu despacho, recuérdalo...dijo mi mente.
- ¿No salieron bien las cosas entre vosotros? - preguntó Alice mientras me pasaba el vaso caliente.
- No...salieron rematadamente mal – sonreí sin ganas.
- Así que...te marchaste de casa cuando aún no sabía lo del embarazo – asentí – Y Edward nunca lo supo...hasta ahora – volví a asentir – Pues parece que está jodido...
Miré en la dirección que me señaló Rose. Edward estaba sentado en una de las sillas del jardín con los chicos a su lado. Emmet estaba al aldo de Edward palmeando su espalda mientras este se secaba la cara. Jasper los miraba fijamente mientras Alec le decía algo de cerca.
- Yo también estoy jodida – murmuré – Llevo mucho tiempo jodida...
- Joder...- exclamó Rose – viene Edward...
Las chicas se marcharon antes de que pudiera decirles nada. Ni siquiera me molesté en girarme cuando sentí su presencia a mis espaldas. Le oí trastear con los vasos, abrió la nevera y oí cómo se servía algo.
- Bella – murmuró – Bella...Mírame, por favor...
A regañadientes y sin saber por qué me di la vuelta. Edward estaba frente a mi algo pálido y con los ojos totalmente rojos por el llanto. Jamás me imaginé que podría llegar a ver al gran Edward Cullen hundido en su miseria de esta manera. Miró el vaso que tenía entre sus manos y luego se centró en mi.
- Sólo puedo decirte una cosa...lo siento – sollozó – Lo siento de veras...haría cualquier cosa por cambiar lo que pasó...te lo juro...
Salió de la cocina dejándome sola de nuevo. Otra punzada de pena traspasó mi corazón al comprender que Edward me estaba diciendo la verdad...
Edward se enteró de la verdad...

EN EL PRÓXIMO CAPITULO
- ¡Joder! ¡Jacob! ¿Dónde coño está Jacob? - preguntó a todos los camareros.
- Me ha parecido verle subir las escaleras...estará revisando el piso de arriba – dijo Connie - ¿Pasa algo?
- ¡Bella! ¡Es Bella! - gritó.
- ¿Qué pasa? - dije tenso mientras soltaba el vaso que tenía en la mano.
- ¡La han atacado! ¡Está sangrando!...